El cine de la vida y una vida por el cine

El cine de la vida y una vida por el cine

El mundo del cine me tiene envuelto desde que tenía unos ocho años. Diría que sigo gratamente cautivo de esa vibra mágica de la que no quiero desenvolverme. Ese encuentro comenzó mal. Me alcé tal julepe que aún lo recuerdo como si fuera ayer porque literalmente huí de la sala al aire libre en la que proyectaban una película sobre dinosaurios. Sentí que esos bichos nos respiraban encima y que el vapor que se proyectaba en la pantalla iba a inundarnos mal. Fue en una cancha de fútbol veraniego, en parte de atrás de la Banda del Río Salí, donde los sueños diarios de los vecinos necesitaban del impulso de la ficción para sostenerse. Pero ese espanto que me duró varios días y varias noches no me arredró; diría que fue como un golpe que me abrió la puerta a una nueva necesidad. Mis tíos y mi padre me premiaban algunos fines de semana con una ida al cine; hice unas muchas yutas (rabonas) en el secundario porque me atraían más "Lawrence de Arabia" o "Doctor Zhivago", incluso las del "Llanero Solitario", que Matemáticas o Física. Habré visto 15 veces la misma película y por esa afición casi quedo fuera de la escuela por la cantidad de faltas. En la Facultad, lo mismo; esos años iluminado por la Cineteca y los debates que nos proponían unos admirables maestros de la vida y del conocimiento. Ahora, acaso por otro pase mágico, me viene tocando armar la Muestra de Cine Europeo, una idea que nació también como si fuera un guión de película. Su hacedor, Branko, se quedó sin país, sin pasaporte, sin trabajo y varado en Buenos Aires. De Yugoslavia pasó a ser ciudadano serbio; ahora trabaja para la Unión Europea y ya es un argentino más. Lo que tiene ese mundo: una magia integradora, un lugar de sintonía, de encuentros entrañables, de leyendas imprescindibles. Me gusta la química que trasmiten los que salen de la sala marcados por una sonrisa cómplice y el ánimo revuelto, con las ganas de discutir la película. Le debo mucho al cine; no sé si tanto como a la vida, pero...por ahí.

Comentarios