River, el único verdugo

River, el único verdugo

Los sanjuaninos descendieron a la B.

LOS HIZO EL TAPADO. González Pirez festeja como si el 1-0 fuera suyo, pero es de Vangioni. Kranevitter (32) se une al festejo. LOS HIZO EL TAPADO. González Pirez festeja como si el 1-0 fuera suyo, pero es de Vangioni. Kranevitter (32) se une al festejo.
24 Junio 2013
BUENOS AIRES.- Demasiadas licencias se tomó San Martín de San Juan en el partido más importante del año. Demasiado frágil estuvo en defensa al inicio del partido contra River, en el Monumental, y tanto espacio regalado terminó costándole, primero, un 0-2 velocísimo y, segundo, el descenso a la B Nacional tras el 1-3 sufrido, con escándalo incluido.

La furia de los visitantes, por el papelón de Juan Manuel Iturbe (ver aparte), terminó por tapar el esfuerzo de un equipo que la luchó hasta el final y con 10 hombres (Ledesma vio la roja por protestar). San Martín, de la mano de Jorge Luna, siempre estuvo cerca del empate, incluso cuando perdía 2 a 0, por las conquistas de Leonel Vangioni y Carlos Sánchez. Dos chances claras había desperdiciado la visita estando en partido. Pero falló y lo pagó muy caro.

La superioridad numérica en el tanteador no era tal en el dominio de la pelota. Por eso, y tras un gran cambio de frente de Luna, Gastón Caprari descontó antes del descanso y le abría camino a la ilusión de los "verdinegros".

El panorama no mejoró para el local en el complemento. River, perdido, apenas si se mantenía por la correcta tarea del tucumano Matías Kranevitter (en el medio) y por las seguras manos de Barovero.

Con el tiempo jugándole en contra a San Martín, Ramón mandó a Iturbe a perforar los espacios libres que dejaba el derrotado. Lo encontró sobre el final... Su carrera hacia el 3 a 1 culminó con un remate largo y a colocar ante un Ardente jugado al achique.

Ahí se acabó toda la buena voluntad y el esfuerzo de un conjunto cuyano que hizo todo menos acertar el arco cuando dispuso de situaciones propicias. Penco, Riaño, Luna y Osorio, al menos, de una oportunidad dispusieron. No la concretaron y lo lamentaron.

Está de más decir que ayer en el Monumental no hubo demasiado fútbol champán. Lo que no está de más es recalcar el amor propio de un equipo que hizo todo para evitar su caída al abismo. San Martín de San Juan se despidió del fútbol grande con la frente en alto y dejando la promesa que su tropezón servirá para una futura levantada en la B Nacional. (Especial)

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