¿Una industria marcada por el fascismo?

¿Una industria marcada por el fascismo?

Lo leímos en Vanity Fair y lo escuchamos en la TV norteamericana (acá lo podemos ver por Internet). Dijo perdón y aclaró que estaba bajo el efecto del alcohol, un viejo vicio del que se despegó hace dos años. El genio y excéntrico diseñador John Galliano se arrepintió de sus comentarios antisemitas. "La gente como usted tendría que estar muerta. Su madre, su padre, todos en la cámara de gas", dijo el modisto ante el rechazo de las personas que lo rodeaban en un bar de París.

Por otra parte, en una de las tantas biografías de otra prodigio de la costura, Gabrielle "Coco" Chanel, el antisemitismo vuelve a vincularse con la moda (vale recordar a Hugo Boss, que vestía a los altos oficiales nazis). En el libro "La guerra secreta de Coco Chanel", el autor Hal Vaughan relata los años de la ocupación alemana en París; durante ese tiempo Coco vivía en el hotel Ritz y confraternizaba con miembros del ejército de Hitler, en especial con el Barón Hans Günther von Dincklage. Sus contactos le permitieron mantener su negocio abierto sin ningún tipo de restricción. También la consideran como espía y "facilitadora", gracias a su extensa red de conocidos. Cuando terminó la guerra, para evitar ser juzgada por colaboracionista, se exilió en Suiza y en 1954 pudo volver a París para retomar su negocio. A pesar de su polémico pasado, no se han dejado de vender prendas Chanel. Por ello las lenguas filosas aseguran que el perdón para Galliano llegará pronto, y se sentirá como que no ha pasado nada.

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