Ningún hombre se explica sin las mujeres que pasaron por su vida

Ningún hombre se explica sin las mujeres que pasaron por su vida

Fue cronista de guerra y dueño de una vida de novela que lo ayudó a convertirse en uno de los más exitosos creadores de ficciones. Con más de 15 millones de ejemplares vendidos, es el autor de una de las obras más leídas de la literatura de habla hispana de todos los tiempos. En su paso por Buenos Aires, se encuentra con LA GACETA Literaria en el Hotel Alvear, el lugar donde surgió El tango de la Guardia Vieja, su última novela. El libro narra la historia de un argentino que quiere ganarle al mundo, pero que puede perderlo todo por la mirada de una mujer

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19 Mayo 2013

- ¿El tango de la Guardia Vieja nació aquí, en el Hotel Alvear?

- Sí, estaba tomando una copa por la noche aquí, mientras veía un espectáculo de tango. Había un bailarín, un joven guapo, que sacaba a bailar a las damas. Vi cuando sacaba a bailar a una señora de unos 60 años. Una señora guapa, elegante, con mucha clase. Cuando la miraba bailar, pensé en que hay mujeres superiores. No por la clase social sino porque hay algo en ellas que les da una presencia, un aplomo espectacular. Entonces pensé en qué gran premio sería para un hombre que una de esas mujeres te mire con respeto o con admiración. Me di cuenta, también, de cómo la edad no necesariamente marchita a una mujer sino que, en algunas mujeres, al despojarlas de ciertas cosas, las potencia y sublima. Ese fue el primer elemento que me llevó a escribir. Pero durante 20 años no pude avanzar con la novela, me di cuenta que no estaba funcionando. Recién hace dos años pude retomar la historia. Lo que ocurría es que cuando empecé a escribirla no había vivido lo suficiente, no tenía todavía la mirada adecuada para plasmar la mirada del protagonista.

- Uno de los personajes dice que una mujer se define por todos los hombres que tuvo, que tiene y que puede tener. A la vez, el hombre parece sólo justificado por la mirada de la mujer. ¿La mujer se define fundamentalmente en función del hombre o, por el contrario, es el hombre el que se define en función de la mujer?

- Es un tema complejo. Quizás pueda contestarlo con un ejemplo. Tengo una hija a la que, cuando tenía siete años, le dije algo y me miró y me contestó: "Pero papá". Lo hizo con un desprecio, un aplomo, una superioridad moral sorprendentes. "No puede ser -me dije-, tiene siete años, todavía no conoce el sexo, nadie la engañó y ya lo sabe. Sabe, genéticamente, que somos despreciables". Eso me hizo mirar a mi hija de otra manera y a pensar en todas mujeres que había en mi vida. En todos los sentidos, mi madre, hermanas, amores, amigas. Y me di cuenta que en todos los grandes saltos de mi vida -intelectuales, profesionales, sociales, personales- habían tenido mujeres de por medio. Así fue cuando elaboré una teoría personal. Creo que ningún hombre se explica sin las mujeres que pasaron por su vida. Pero también que ninguna mujer se explica sin los hombres que pasaron por la suya.

- Otro personaje dice que en el tango el hombre sólo guía a la mujer en apariencia. ¿El tango aparece en la novela como símbolo del duelo entre la protagonista y el protagonista por conducir la vida del otro?

- Así como hay gente que va a misa, yo voy a jugar al ajedrez. Porque creo que es lo que mejor simboliza a la vida. Y el tango es como el ajedrez. El rey, que aparentemente es la pieza más poderosa, en realidad es el más débil porque necesita protección continua. La reina, en cambio, es la pieza más poderosa. Pienso que el tango es un ajedrez que la mujer teje en torno al hombre, una tela de araña coreográfica que cubre lo que realmente ocurre. El proceso de envolvimiento y seducción muestra que la fuerte en la pareja es la mujer. Y eso refleja la vida. Cuando un hombre tiene un problema de próstata, es su mujer la que lo acompaña al médico. Cuando una mujer encuentra un bulto en su pecho, se calla y va a sola a la revisión. Cada uno de nosotros puede pensar en muchos ejemplos. Tiene una fortaleza moral, esa entereza para hacer frente a la vida, que se da porque ella está más cerca de la vida que el hombre. Por eso hay más lectoras que lectores. La mujer es más curiosa porque necesita adquirir experiencias, empaparse del mundo. El tango es un buen símbolo para mostrar la falsa debilidad de la mujer y la falsa superioridad del hombre. Max, el protagonista, es el hijo de un doble fracaso. Hijo de un asturiano inmigrante que ha fracasado en la Argentina. Doble fracaso porque emigrar ya representa un fracaso y fracasar en el nuevo país lo es doblemente. Max es un rufián, astuto, instintivo, con buena planta. Necesitaba que Max fuera argentino. Porque el personaje tiene una vitalidad, una superficialidad, una capacidad de improvisar, de salir de una situación incómoda con una broma, de incorporar cualquier idea que escucha como si fuera suya. Características muy argentinas. Ese personaje se encuentra con una mujer inteligente que tejerá una tela de araña en torno a él.

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El amor

"Me cuesta afirmar que lo que hay entre los protagonistas de mi novela es amor. Los propios protagonistas no lo saben, dudan. Pero esa ambigüedad está presente en la vida. Seguramente todos tenemos en la memoria relaciones sentimentales que hoy no sabemos si fueron amor o fueron otra cosa. ¿Hasta qué punto la carnalidad linda con el amor? ¿Dónde están los límites?".Diferencias entre hombres y mujeres

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"Estoy seguro de que, desde el punto de vista literario, todo ya ha sido dicho sobre el hombre. Sobre la mujer todavía queda mucho por contar. Madame Bovary o Anna Karenina ya no existen. Ahora la mujer es distinta. Trabaja, se enfrenta a la vida, compite, tiene un nuevo desafío vital. Pero, al mismo tiempo, por cuestiones biológicas, instintivas, no ha dejado de ser completamente lo que fue. Eso genera una esquizofrenia peligrosa que la somete a tensiones violentas. Es la mujer del futuro sin dejar de ser la mujer del pasado. Eso la convierte en el personaje literario más interesante y enigmático. Los hombres, desde siempre, nos construimos analgésicos, reductos para refugiarnos del fracaso, de la soledad y de los sinsabores de la vida: el sexo, el alcohol, el fútbol, el bar, el burdel, la amistad, el trabajo. La mujer no ha podido crear esas trincheras. Por eso la mujer es más consciente del estrago, de que el fracaso a veces no da segunda oportunidad, de que el mundo es un lugar hostil, de que finalmente estamos solos. Conozco a muy pocas mujeres que no se sientan solas".

© LA GACETA

PERFIL 

Arturo Pérez-Reverte nació en Cartagena (España), en 1951. Durante 21 años fue cronista de guerra. Cubrió las guerras del Golfo, Bosnia, Mozambique, El Líbano, Malvinas, Eritrea, Chad y Nicaragua, entre otras. Desde 1994 se dedica, casi exclusivamente, a la literatura. El maestro de esgrima, La tabla de FlandesEl club DumasTerritorio comancheLa carta esférica y La Reina del Sur son títulos que se siguen vendiendo con éxito en librerías de todo el mundo. Su obra ha sido traducida a 40 idiomas. Ocho de sus libros han inspirado películas dirigidas por directores de la talla de Roman Polanski y protagonizadas por actores como Viggo Mortensen y Johnny Depp. La serie de Alatriste, solamente en castellano, ha vendido más de cuatro millones de ejemplares. Desde 2003, Pérez-Reverte es miembro de la Real Academia Española.

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