El crujir de maderas en la Mesa de Diálogo Político y Social que comenzó a escucharse dos semanas atrás fue el sonido premonitorio de un resquebrajamiento de este espacio opositor, a raíz de las insalvables diferencias ideológicas entre algunos de sus miembros. La ruptura de la pata progresista conformada por las tres fuerzas políticas que integran el FAP (Socialismo, Libres del Sur y MP3) sería inminente. Si esta posibilidad se materializa en las próximas horas, la mesa de comensales conservadores y progresistas que nació con la premisa de convertirse en una alternativa de poder para enfrentar al alperovichismo en 2015 llegará renga a las Primarias del 11 de agosto.
Las grietas de la discordia comenzaron a dibujarse entre algunos de sus integrantes cuando el líder natural de esta suerte de "Jabonería de Vieytes" posmoderna, José Cano, resolvió por cuenta propia que no sería candidato a diputado nacional. La decisión del senador radical sacudió de un mazazo las cabezas de sus socios progresistas, quienes veían en el presidente de la UCR local -y no en Juan Casañas- a la persona indicada de hacer flamear la bandera opositora hasta la victoria. Interpretan que llevar al agrodiputado como cabeza de lista sería un suicidio electoral ante la omnipresente maquinaria cosechadora de votos oficialista. Algunos, los más atrevidos, hasta aseguran a regañadientes que el radicalismo jugó al quedo en la cruzada antialperovichista.
La primera fuerza del FAP en bajarse de este rejunte opositor fue el Movimiento Popular Tres Banderas (MP3) conducido por el ex ministro mirandista, Alejandro Sangenis y por el abogado constitucionalista Rodolfo Burgos. Este último dejó de ir a esos encuentros cuando desde el radicalismo le hicieron ver que Cano no sólo no sería candidato a diputado en octubre, sino que tampoco estaría dispuesto a ponerse el traje de candidato a gobernador en 2015. En un rapto de sinceramiento radical, una meteóricamente encumbrada figura boina blanca le deslizó a Burgos que el momento del radicalismo para conducir los destinos de la provincia no es 2015, sino 2019.
El binnerismo en Tucumán, encarnado en la figura del ex legislador Rodolfo Succar, también tiene las horas contadas en la Mesa de Diálogo Político y Social. El reciente apoyo de la primera línea del radicalismo nacional a Cano, para que este conforme una alianza con el PRO, deja con un pie afuera al Socialismo. Y más aún cuando desde el comité nacional de ese partido le comunicaron a su presidente local, Oscar Gramajo, que ya le queda poco tiempo para coquetear y salir en fotos con el PRO, luego de que el binnerismo nacional resolviera desechar al macrismo para un futuro acuerdo electoral. El aval que el senador mendocino Ernesto Sanz le dio a Cano para que se alíe con los seguidores locales de Mauricio Macri también dejó descolocado a otro integrante del FAP: el referente de Barrios de Pie, Federico Masso. El ex funcionario alperovichista especulaba con la chance de que, con el PRO fuera de todo acuerdo, la joven dirigente Belén González Romano pudiese integrar el segundo lugar en una lista, por debajo de Casañas. Ahora, el macrismo encaja a la perfección en el esquema electoral pergeñado por Cano, Casañas y el universitario Luis Sacca.
Estos movimientos telúricos en el espacio opositor son observados de reojo por los alperovichistas. Algunos se atreven a opinar que con Cano fuera de juego ya no haría falta que el gobernador, José Alperovich, encabece de manera testimonial la nómina de diputados nacionales. En la Casa de Gobierno aventuran que, paulatinamente, la Mesa de Diálogo Político irá perdiendo las patas que la sostienen hasta convertirse en una simple mesita ratona. El tiempo lo dirá.
Las grietas de la discordia comenzaron a dibujarse entre algunos de sus integrantes cuando el líder natural de esta suerte de "Jabonería de Vieytes" posmoderna, José Cano, resolvió por cuenta propia que no sería candidato a diputado nacional. La decisión del senador radical sacudió de un mazazo las cabezas de sus socios progresistas, quienes veían en el presidente de la UCR local -y no en Juan Casañas- a la persona indicada de hacer flamear la bandera opositora hasta la victoria. Interpretan que llevar al agrodiputado como cabeza de lista sería un suicidio electoral ante la omnipresente maquinaria cosechadora de votos oficialista. Algunos, los más atrevidos, hasta aseguran a regañadientes que el radicalismo jugó al quedo en la cruzada antialperovichista.
La primera fuerza del FAP en bajarse de este rejunte opositor fue el Movimiento Popular Tres Banderas (MP3) conducido por el ex ministro mirandista, Alejandro Sangenis y por el abogado constitucionalista Rodolfo Burgos. Este último dejó de ir a esos encuentros cuando desde el radicalismo le hicieron ver que Cano no sólo no sería candidato a diputado en octubre, sino que tampoco estaría dispuesto a ponerse el traje de candidato a gobernador en 2015. En un rapto de sinceramiento radical, una meteóricamente encumbrada figura boina blanca le deslizó a Burgos que el momento del radicalismo para conducir los destinos de la provincia no es 2015, sino 2019.
El binnerismo en Tucumán, encarnado en la figura del ex legislador Rodolfo Succar, también tiene las horas contadas en la Mesa de Diálogo Político y Social. El reciente apoyo de la primera línea del radicalismo nacional a Cano, para que este conforme una alianza con el PRO, deja con un pie afuera al Socialismo. Y más aún cuando desde el comité nacional de ese partido le comunicaron a su presidente local, Oscar Gramajo, que ya le queda poco tiempo para coquetear y salir en fotos con el PRO, luego de que el binnerismo nacional resolviera desechar al macrismo para un futuro acuerdo electoral. El aval que el senador mendocino Ernesto Sanz le dio a Cano para que se alíe con los seguidores locales de Mauricio Macri también dejó descolocado a otro integrante del FAP: el referente de Barrios de Pie, Federico Masso. El ex funcionario alperovichista especulaba con la chance de que, con el PRO fuera de todo acuerdo, la joven dirigente Belén González Romano pudiese integrar el segundo lugar en una lista, por debajo de Casañas. Ahora, el macrismo encaja a la perfección en el esquema electoral pergeñado por Cano, Casañas y el universitario Luis Sacca.
Estos movimientos telúricos en el espacio opositor son observados de reojo por los alperovichistas. Algunos se atreven a opinar que con Cano fuera de juego ya no haría falta que el gobernador, José Alperovich, encabece de manera testimonial la nómina de diputados nacionales. En la Casa de Gobierno aventuran que, paulatinamente, la Mesa de Diálogo Político irá perdiendo las patas que la sostienen hasta convertirse en una simple mesita ratona. El tiempo lo dirá.
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