15 Marzo 2013
MILITANCIA. Neruda planeaba liderar la resistencia socialista desde México MASPORMAS.COM
A pocos meses de cumplirse 40 años de su fallecimiento, un manto de dudas recubre la muerte del poeta y Premio Nobel chileno Pablo Neruda (1904-1973). El abogado querellante del caso, Eduardo Contreras, informó que el artista fue presumiblemente envenenado con una sobredosis de dipirona para evitar que encabezara la oposición a la dictadura militar de Augusto Pinochet. Para continuar con la investigación, el cuerpo del poeta será exhumado durante la primera quincena de abril.
"Neruda era sin duda un objetivo para Pinochet. Junto al presidente Salvador Allende y al cantante Víctor Jara eran símbolos del recién derrocado gobierno socialista", opinó el abogado y ex diputado, quien ha procesado a cientos de represores en Chile. El letrado estima que los militares no podían permitirse que Neruda liderara la resistencia democrática desde México, donde pensaba exiliarse, e informó que hay un conjunto de indicios y sospechas que hacen presumir una probable intervención de terceros en su muerte.
Entre las contradicciones del caso, citó la desaparición de la ficha médica del poeta y la ausencia de un listado completo de los trabajadores de la Clínica Santa María, donde quedó sin vida. En ese centro médico, además, falleció el ex presidente demócrata cristiano Eduardo Frei en 1982, aparentemente envenenado con gas mostaza y toxina botulímica, como revelan investigaciones judiciales.
En el caso de Neruda, el abogado enfatizó que el diagnóstico de caquexia, un estado casi vegetal asociado al cáncer, es contradictorio con la actividad del poeta en ese tiempo. "Hay varios testigos importantes, entre ellos el entonces embajador de México en Chile, Gonzalo Martínez Corbalá, que estuvieron con Neruda hasta muy poco antes de su muerte y que señalan que estaba vital", insistió.
El jurista, para respaldar sus palabras, afirmó que los pocos medios que circulaban en los primeros días del régimen militar también hablan de un fallecimiento asociado a una inyección. "¿Qué se le inyectó? Al parecer, dipirona, con la excusa de calmar sus dolores", calculó el abogado, quien en el pasado interpuso cientos de querellas contra Pinochet.
Respecto a la exhumación prevista para abril, Contreras dijo a DPA que se espera que con la actual tecnología sea posible detectar, pese al tiempo transcurrido y la proximidad al mar, la existencia de tóxicos en los restos de Neruda. "Para eso actuará un excelente equipo de expertos, nacionales y extranjeros, y se enviarán muestras a los laboratorios de mayor calidad en el exterior, sin perjuicio de lo que se haga en Chile", detalló.
"Durante años aceptamos inocentemente lo de la muerte por un cáncer que, efectivamente, él padecía, agravado además por el daño moral causado por el genocidio. Sin embargo, la aparición de un testigo, Manuel Araya, y las demás señales que son demasiado serias, es nuestro deber exigir al Estado el esclarecimiento de la muerte de uno de los seres más valiosos e importantes de todos los tiempos en este continente", concluyó.
Neruda, de militancia comunista, respaldó el gobierno socialista de Allende (1970-73). Tras el golpe militar del 11 de septiembre de 1973 planeó su salida a México, donde tenía una amplia red de amigos intelectuales y políticos. Repentinamente internado en la Clínica Santa María, falleció el 23 de septiembre de ese mismo año, una semana después de que el cantante Víctor Jara fuera acribillado por 44 tiros.
"Neruda era sin duda un objetivo para Pinochet. Junto al presidente Salvador Allende y al cantante Víctor Jara eran símbolos del recién derrocado gobierno socialista", opinó el abogado y ex diputado, quien ha procesado a cientos de represores en Chile. El letrado estima que los militares no podían permitirse que Neruda liderara la resistencia democrática desde México, donde pensaba exiliarse, e informó que hay un conjunto de indicios y sospechas que hacen presumir una probable intervención de terceros en su muerte.
Entre las contradicciones del caso, citó la desaparición de la ficha médica del poeta y la ausencia de un listado completo de los trabajadores de la Clínica Santa María, donde quedó sin vida. En ese centro médico, además, falleció el ex presidente demócrata cristiano Eduardo Frei en 1982, aparentemente envenenado con gas mostaza y toxina botulímica, como revelan investigaciones judiciales.
En el caso de Neruda, el abogado enfatizó que el diagnóstico de caquexia, un estado casi vegetal asociado al cáncer, es contradictorio con la actividad del poeta en ese tiempo. "Hay varios testigos importantes, entre ellos el entonces embajador de México en Chile, Gonzalo Martínez Corbalá, que estuvieron con Neruda hasta muy poco antes de su muerte y que señalan que estaba vital", insistió.
El jurista, para respaldar sus palabras, afirmó que los pocos medios que circulaban en los primeros días del régimen militar también hablan de un fallecimiento asociado a una inyección. "¿Qué se le inyectó? Al parecer, dipirona, con la excusa de calmar sus dolores", calculó el abogado, quien en el pasado interpuso cientos de querellas contra Pinochet.
Respecto a la exhumación prevista para abril, Contreras dijo a DPA que se espera que con la actual tecnología sea posible detectar, pese al tiempo transcurrido y la proximidad al mar, la existencia de tóxicos en los restos de Neruda. "Para eso actuará un excelente equipo de expertos, nacionales y extranjeros, y se enviarán muestras a los laboratorios de mayor calidad en el exterior, sin perjuicio de lo que se haga en Chile", detalló.
"Durante años aceptamos inocentemente lo de la muerte por un cáncer que, efectivamente, él padecía, agravado además por el daño moral causado por el genocidio. Sin embargo, la aparición de un testigo, Manuel Araya, y las demás señales que son demasiado serias, es nuestro deber exigir al Estado el esclarecimiento de la muerte de uno de los seres más valiosos e importantes de todos los tiempos en este continente", concluyó.
Neruda, de militancia comunista, respaldó el gobierno socialista de Allende (1970-73). Tras el golpe militar del 11 de septiembre de 1973 planeó su salida a México, donde tenía una amplia red de amigos intelectuales y políticos. Repentinamente internado en la Clínica Santa María, falleció el 23 de septiembre de ese mismo año, una semana después de que el cantante Víctor Jara fuera acribillado por 44 tiros.
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