Lo que nunca corregiremos en nuestra relación con la moda

Lo que nunca corregiremos en nuestra relación con la moda

La culpa post compra. Gastamos cada día más en ropa. Eso se nota cuando le decimos a la cajera que nos guarde la nueva adquisición en bolsas más chicas y a las botas las envuelva sin caja. Todo esto hacemos para que nuestra pareja no se de cuenta de la octava compra fashionista del mes, a pesar de que la pagamos con nuestro sueldo. Sí, trabajamos 6 días a la semana y tenemos derecho a comprarnos lo que queremos, pero a escondidas.

Edades que se olvidan por una mini. Las mujeres mayores de 40 cada vez se atreven a desarrollar sin complejos su femineidad. Por ello se animan a usar -de un momento a otro- trajes cortos o llamativos. A veces se sienten fuera de lugar y se arrepienten de haber usado en este momento la mini pollera de su sobrina. De todas formas el cuerpo les avala la decisión, por más que sean víctimas de miradas furtivas de otras mujeres.

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Combinaciones peligrosas. Nos sentimos ridículas cuando queremos hacernos las Carrie Bradshaw y no nos sale. Eso puede suceder cuando tratamos de imitar ese vestido floreado de Valentino que solo al personaje principal de la serie Sex & The City puede quedarle. Fuera de la ficción podés parecer un mantel o una cortina. Pero no importa; al entrar a la fiesta tu sonrisa se expande y sentís en tu cabeza la canción de tu serie favorita.

Tentaciones con poco sentido común. Los vimos en la última edición del Bafweek y quedamos boquiabiertas. Algunas sabemos que es imposible caminar por las calles de la ciudad con semejantes plataformas. Pero otras se animan a comprarse esos zapatos que para más de un hombre son ridículamente enormes. Después se hace difícil llegar a la verdulería de la esquina, pero ya te sacaste el gusto.

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Valentía exterior. Viajaste a Perú y te coparon los turistas con sus coloridos chulos. O en Brasil te atrajo un simpático sombrero con frutas. Tomás valor y te comprás uno para usarlo en tu provincia. Desde hace años esos objetos poco comunes descansan en tu placard, pero por lo menos tenés un recuerdo de tus exóticas vacaciones.-

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