Los días de la Casa Toledo parecen estar contados

En la Municipalidad confirmaron que se inició un trámite para demolerla. Es de 1925.

¿LO RECONOCÉS? El edificio imponente se levanta en la transitadísima esquina de Crisóstomo y Chacabuco. LA GACETA / FOTOS DE INES QUINTEROS ORIO ¿LO RECONOCÉS? El edificio imponente se levanta en la transitadísima esquina de Crisóstomo y Chacabuco. LA GACETA / FOTOS DE INES QUINTEROS ORIO
18 Diciembre 2012
Es difícil que la planta baja despierte algún tipo de admiración. Porque lo único que advierten los miles de peatones que pasan por su vereda a diario son las persianas metálicas cerradas de lo que alguna vez fue una librería y el espacio vacío que solía ocupar el bar y en el que ahora se acumulan polvo y soledad detrás de los ventanales. Pero no hay dudas de que la perspectiva de muchos de ellos cambiaría si se tomaran un instante para levantar los ojos y observar el primer piso. La imponencia de la Casa Toledo parece oculta detrás del apuro generalizado que envuelve a la esquina de Crisóstomo Álvarez y Chacabuco cualquier día de semana. Pero todavía está de pie, orgullosa de su porte y de su estilo. Lástima que todo indique que sus días están contados.

El dato que comenzó a circular como un rumor se volvió certeza. Fuentes de la Municipalidad confirmaron que ya se inició un trámite para demolerla. El inmueble, que es propiedad privada, está incluido en el Inventario de Sitios y Edificios de Valor Patrimonial de la Municipalidad. Pero este listado no genera ninguna obligación a sus propietarios. La Intendencia les puede brindar asesoramiento técnico para conservarlo y eximirlo de algunos tributos. Pero los dueños poseen la libertad de renunciar a esos beneficios.

En los alrededores todos lo comentan. "Hace más o menos un año se fue el bar y desde ese momento la casa quedó cerrada. Hace 22 años que trabajo en este lugar y me causa pena pensar que van a demolerla", lamentó Héctor Lobo. Él posee una zapatería sobre Crisóstomo al 600, a 40 metros del edificio.

La Casa Toledo le perteneció originalmente a Ignacio Toledo, abogado y político radical que fue ministro de Gobierno en el primer mandato de Juan Bascary y, entre 1922 y 1923, de Obras Públicas durante la gobernación de Octaviano Vera. Luis Lucena construyó la casa en 1925. Se trata de una vivienda-negocio tardía para su época, porque era característica del siglo XIX (en la planta baja tenía locales comerciales). Es uno de los pocos ejemplos de su tipo junto con la casa Chaker Farah Apas, de San Juan y Maipú, según una reseña del Instituto de Historia y Patrimonio de la Facultad de Arquitectura de la UNT.

Su estilo se inscribe en el de la arquitectura academicista y es uno de los pocos edificios con estas características que aún está en pie en la ciudad. Además de la Chaker, los otros son el edificio del Ente de Turismo, el del Centro de Altos Estudios de la Universidad San Pablo-T y el del centro cultural Rougés.

En 1943 pasó a manos de la familia de Enrique Zuccardi y el constructor Pedro Toscani le hizo algunas reformas. Los descendientes de Zuccardi la conservaron hasta hace algunos meses.

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