No habrá retorno dinerario, porque los cargos electivos del Colegio de Abogados de la Capital tienen carácter ad honórem. De modo que los candidatos sólo obtendrán, en principio, una retribución moral: la satisfacción de participar en las elecciones del próximo 19 de noviembre y, en el mejor de los casos, de ganar un lugar en las mesas del Consejo Directivo y del Tribunal de Ética y Disciplina (TEyD).
Esa gratuidad no quiere decir que las campañas se financien con aire. La alianza oficialista Moreno-Alberdi-Belgrano y la lista Abogados Agremiados -avalada por opositores históricos- han coincidido en calcular que, como mucho, gastarán $ 30.000 en estos comicios, mientras que la agrupación Nicolás Avellaneda, que debuta en la contienda, ha presentado el presupuesto más austero: $ 25.500. O sea que, al menos en público, las tres nóminas barajan números similares.
Pesos leguleyos
Semejantes son, asimismo, las explicaciones sobre el origen de los fondos que las cabezas de cada una de las listas han dado por escrito a LA GACETA. "Todos nuestros candidatos ejercen la profesión, y los gastos se solventan con sus aportes y los de muchos otros colegas que nos apoyan. Vendemos bonos-contribución de $ 20, $ 50 y $ 100. Desde luego, los que tienen la posibilidad, aportan bastante más", ha precisado Francisco García Posse, candidato a presidente de la Moreno-Alberdi-Belgrano, alianza que, con algunos matices, conduce el Colegio desde hace ocho años.
Fernando Rogel Chaler, letrado que se propone suceder al presidente Eudoro Aráoz (y romper la racha victoriosa del oficialismo), ha expresado que los recursos de Abogados Agremiados provienen de colegas comprometidos con "el proyecto". "Fundamentalmente, de la contribución de los integrantes de la lista. Entre los letrados que hicieron aportes están Marcelo Yanotti, Agustín Barrera, Martín Garzón, Eduardo Dip Tártalo, Luciana Falcucci, Walter Frías, Laura Vergara, Félix Gutiérrez, Leonardo Bauque, Sofía Simon, Fernanda Trejo, Héctor Ulla, Gabriela Zain El Din, Gabriel Boscarino, etcétera", ha detallado Rogel Chaler, que también se ha incluido a sí mismo en el listado de donantes.
El candidato presidencial de la Nicolás Avellaneda, Guillermo Arévalo, ha enfatizado que esa agrupación es sostenida exclusivamente por las billeteras de sus miembros. "No tenemos apoyo político ni de otra naturaleza. El rechazo a la financiación política nos brinda la posibilidad de ser una alternativa de cambio real para el Colegio. Nosotros decidimos sin ataduras", ha reflexionado el letrado. Y a continuación ha añadido que cada uno de los 17 integrantes de la lista aporta a la causa entre $ 1.000 y $ 1.500.
Gastos múltiples desafían la flexibilidad de los presupuestos declarados. En la última década, las elecciones del Colegio de Abogados de la Capital han expuesto estrategias proselitistas casi tan sofisticadas como las que despliegan los partidos políticos en los comicios generales. En contiendas anteriores hubo carpas en la zona de Tribunales, volantes, convocatorias telefónicas, calcomanías, fiestas, prendedores, asesores de imagen, remeras, publicistas, páginas web, afiches en la vía pública...
"Destinaremos el 30% de los fondos a la apertura y al cierre de la campaña; el 60% a folletería y el 10% a tarjetas telefónicas", ha informado Arévalo. Sin dar porcentajes, García Posse ha manifestado que la mayor parte de los recursos irán a publicidad en general y, en segundo término, a las reuniones en el búnker del bar Dalmacio. "Sin embargo, el fuerte de nuestra alianza es la actividad proselitista que desarrollan los jóvenes abogados", ha enfatizado.
Rogel Chaler ha afirmado que su lista colocará el grueso de los recursos en la publicidad gráfica: "esta incluye al publicista, las fotos, los espacios en la vía pública y las impresiones. El resto del presupuesto se va en reuniones".
Esa inversión pretende difundir nombres y plataformas, y conquistar las voluntades de los 4.300 profesionales que componen el padrón. Hay 51 candidatos para 17 cargos (nueve en el Consejo y ocho en el TEyD) y cada lista tiene 11 días largos por delante para demostrar la efectividad de su "artillería" propagandística.