25 Octubre 2012
... No cuesta nada tomar
frutillas, aquí las tengo.
¿Que no las comes, que no?
Son maduras, estás viendo.
Las hueles, las vas contando
y no las comes. No entiendo...
Gabriela Mistral
La frutilla empieza a despedirse de la temporada. Aprovechá las últimas, más chicas, más blandas y más dulces, y tratá de comprarlas a primera hora del día. Si llueve, salen insulsas, y si hay mucho sol se ponen blandas y muy dulces.
Rojísimas, perfumadas, irresistibles, más allá del eterno deseo, estas frutas abundantes -del género de las fragarias- aportan sus numerosas cualidades (ver nota a Daniel Kirschbaum).
Tratalas suavemente
1) Seleccioná las firmes y brillantes. Evitá las que estén arrugadas, muy jugosas o demasiado maduras.
2) Lavalas pero no las empapés. Frotalas suavemente bajo el agua para asegurarte de que cada una esté limpia.
3) Dejá que se escurran en un colador o en papel de cocina.
4) Quitales la cubierta verde y el tallito con un cuchillo o con los dedos.
5) Rebanalas. Endulzalas rociándoles azúcar o edulcorante, y a la heladera. Debés consumirlas a más tardar en dos horas.
Guardalas como quieras
Si querés almacenarlas por más tiempo, la congelación es la opción ideal. Enjuagá, escurrí, y colocalas en una bandeja dejando suficiente espacio entre sí. Metelas en el freezer hasta que estén totalmente sólidas. Sacalas de la bandeja y guardalas en bolsas de congelación, y de nuevo al freezer. Se conservan hasta 11 meses. Y en puré, con 100 g de azúcar por kilo más unas gotas de limón, de 8 a 10 meses.
Si no tenés problemas con el azúcar podés guardarlas en forma de confitura, dulce o mermelada. Cada tucumano se luce con su fórmula personal para cocinarlas, pero como receta básica sugerimos: poné 1 kg de frutillas limpias en un bol, tapizalo con 800 g de azucar refinada. Hacelo dormir en la heladera. Al día siguiente, cociná en olla de cobre o de acero, espumando y revolviendo hasta que tome color rojo oscuro.
Gabriela Mistral
La frutilla empieza a despedirse de la temporada. Aprovechá las últimas, más chicas, más blandas y más dulces, y tratá de comprarlas a primera hora del día. Si llueve, salen insulsas, y si hay mucho sol se ponen blandas y muy dulces.
Rojísimas, perfumadas, irresistibles, más allá del eterno deseo, estas frutas abundantes -del género de las fragarias- aportan sus numerosas cualidades (ver nota a Daniel Kirschbaum).
Tratalas suavemente
1) Seleccioná las firmes y brillantes. Evitá las que estén arrugadas, muy jugosas o demasiado maduras.
2) Lavalas pero no las empapés. Frotalas suavemente bajo el agua para asegurarte de que cada una esté limpia.
3) Dejá que se escurran en un colador o en papel de cocina.
4) Quitales la cubierta verde y el tallito con un cuchillo o con los dedos.
5) Rebanalas. Endulzalas rociándoles azúcar o edulcorante, y a la heladera. Debés consumirlas a más tardar en dos horas.
Guardalas como quieras
Si querés almacenarlas por más tiempo, la congelación es la opción ideal. Enjuagá, escurrí, y colocalas en una bandeja dejando suficiente espacio entre sí. Metelas en el freezer hasta que estén totalmente sólidas. Sacalas de la bandeja y guardalas en bolsas de congelación, y de nuevo al freezer. Se conservan hasta 11 meses. Y en puré, con 100 g de azúcar por kilo más unas gotas de limón, de 8 a 10 meses.
Si no tenés problemas con el azúcar podés guardarlas en forma de confitura, dulce o mermelada. Cada tucumano se luce con su fórmula personal para cocinarlas, pero como receta básica sugerimos: poné 1 kg de frutillas limpias en un bol, tapizalo con 800 g de azucar refinada. Hacelo dormir en la heladera. Al día siguiente, cociná en olla de cobre o de acero, espumando y revolviendo hasta que tome color rojo oscuro.
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