Un lugar lleno de amor y emociones

Un lugar lleno de amor y emociones

23 Octubre 2012

"Era hermoso verla porque ya había aprendido a hacer pasitos, pero en el segundo o tercero siempre se caía. Un día, hace poco, llegamos como todos los días a la Casa Cuna y cuando entré a la salita ...¡qué emoción! ¡Ella me miró y se vino caminando solita hacia mí!  ¡Qué feliz que soy!", nos dice con la voz entrecortada. Antonella Díaz es voluntaria de la Casa Cuna desde hace tres años. Comenzó en la Salita de los Bebés, donde conoció a una nena recién nacida. La mimó, le dio amor y la tuvo en sus brazos mucho tiempo como si fuera su mamá.
"Comencé enseñándole a gatear. De a poquito, empezó a pararse solita y cuando lo logró sentí algo inexplicable en mi corazón. Pasaron los días, y seguíamos practicando. Con una galletita que le ofrecía, la atraía hacia mí. Pero hacía dos pasitos y se caía. ¡Hasta ese día en que entré a la salita y ella me recibió caminando!", contó con sus ojos llenos de lágrinas.
¡También nosotras, las periodistas, tuvimos que sacar nuestros pañuelos para poder cerrar la entrevista!.
"Las voluntarias nos encariñamos mucho con los chicos. Es muy triste cuando uno de ellos se va de la institución, porque sabemos que lo vamos a extrañar muchísimo. Pero, a la vez, sentimos felicidad porque sabemos que ellos van a estar muy contentos con sus padres biológicos o con sus papás del corazón".

¡Qué anécdota!

El día que fuimos a entrevistar a los voluntarios nos encontramos con un papá que buscaba a la directora. Él quería contarle que su hijita de seis años (no sabemos si es biológica o no) está muy bien y se adaptó rápido a la familia y a la escuela. Además ella le pidió a él que le lleve la ropita que ya no le anda para sus hermanitos de su "otra casita", como ella le dice a la Casa Cuna.

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¿Cómo ser voluntaria?

Jessica García, voluntaria desde hace cuatro años en la Casa Cuna, nos cuenta cómo es ser voluntaria: "Primero se llena una ficha con los datos personales. No hace falta que una venga todos los días, en mi caso estoy tres días a la semana, más o menos. Las salitas se dividen por edades. A los chicos se los hace jugar y se les enseña a caminar y a hablar y se les da mucho amor".

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