El Mercado fue escenario económico y social del Tucumán de todo el siglo XX

El Mercado fue escenario económico y social del Tucumán de todo el siglo XX

Dos crónicas de LA GACETA muestran que la ciudad palpitaba alrededor del mercado

POSTAL DE ANTAÑO. El Abasto, en una foto de los años 60, cuando bullía. LA GACETA / ARCHIVO POSTAL DE ANTAÑO. El Abasto, en una foto de los años 60, cuando bullía. LA GACETA / ARCHIVO
16 Septiembre 2012
En la bibliografía histórica sobre el Mercado de Abasto, 1934 aparece como el año inaugural. Sin embargo, la crónica de LA GACETA del 7 de junio de 1933 ya describía cómo el barrio, hasta entonces tranquilo, empezaba a cambiar su fisonomía, producto del traslado del comercio frutihortícola desde el Mercado del Sud.

"La actividad habitual del Mercado del Sud ha comenzado a declinar ayer, observándose una disminución notable del número de jardineras que se estaciona a su alrededor después de haber recorrido largas distancias cargadas con los productos de la tierra que se ofrecen a la vista de los compradores", se puede leer en la crónica. Y continúa: "Numerosos puestos de los mayoristas se han trasladado ya al edificio de la calle Miguel Lillo, más hermoso e higiénico por cierto que el del viejo mercado... "

"En las cercanías del mercado de abasto el fenómeno se ha producido a la inversa. Las calles solitarias y tranquilas del barrio del Oeste han cobrado una animación inusitada por obra del tráfico intenso y de la actividad vocinglera de los vendedores que compiten por colocar sus productos...", ha escrito el cronista.

Treinta y cinco años después, otra crónica de LA GACETA muestra el pulso vibrante del Abasto en los años 60, con sus carritos ambulantes empujados por sus dueños; el griterío de la multitud de los compradores, inmersos en "la fuerza alucinada del Mercado de Abasto", y la necesidad, enunciada desde la entonces Sociedad de Productores de Frutas y Hortalizas, de buscar nuevos cauces para un espacio ya entonces desbordado. "El área quieta de la Ciudadela en la cuarta década es ahora casi un aquelarre al concluir la séptima", reclama el cronista, y describe que "la vieja estructura del Mercado, con sus arcos, su albura, sus tejas pintadas de rojo, ha sufrido el empellón de los tiempos...".

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