"Los sueños deben servir para vivir y no para aprender a morir"

"Los sueños deben servir para vivir y no para aprender a morir"

La entrevista se había pospuesto varias veces, porque Héctor Tizón luchaba por salvar su ojo izquierdo de la ceguera. Finalmente, hace casi un año le abrió a LA GACETA las puertas de su casa en la calle Las Delicias, en San Salvador de Jujuy.

Durante una hora y media, ese hombre de voz grave y pausada enumeró anécdotas con sus amigos escritores (la ironías sobre la ceguera que Borges disparó en Yala, el lavatorio lleno de sangre de Cortázar y la manera que había ideado Juan Rulfo para contrabandearle alcohol a su esposa), destacó la importancia de que los buenos magistrados sepan sobre literatura, insistió en la vigencia de "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha", admitió su miedo a repetirse y volvió a Yala una y otra vez.

Su sentencia más significativa -al menos para Irene Benito y para mí, que lo escuchábamos- llegó al final.

Con el peso de ocho décadas, un exilio y más de 20 obras encima, se despidió: "Tenemos el deber de soñar una y otra vez. Los sueños deben servir para vivir y no para aprender a morir". LA GACETA

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