Ya nadie se tapa los ojos con servilletas

"Fue muy duro llegar hasta acá. Antes, en nuestros comienzos, el baile de las chicas y sus vestuario estaba mal visto, decían que eran todas... malas mujeres" confiesa Elsa Canseco, la coreógrafa que dio a luz a La Botana hace unos 15 años. Eran otros tiempos y las esposas salían espantadas después de ver un show con tanta pluma y piel al aire. "Más de una vez las mujeres les taparon los ojos a los maridos con la servilletas cuando íbamos a los casamientos a hacer shows... cuando bailábamos por el sánguche y la coca", ironiza Canseco y asegura que a más de una bailarina le costó su noviazgo y ríos de lágrimas por el prejuicio que las estigmatizaba. "Algunas tuvieron que dejar porque era el matrimonio o el baile, y decidieron. Otras tuvieron hijos pero después volvieron...".

Al principio de La Botana, antes de subirse a los escenarios, salían a bailar en eventos un grupo de cuatro aficionados. Fabio Arancibia, Lourdes del Forno, Viviana Barrientos y Huerto Rigo Molina (actualmente en México) fueron los precursores, aunque ya ninguno está en el grupo por diferentes motivos. "En esos tiempos nos miraban y decían 'que hacen estas... con shorcitos y en corpiños", asegura la coreógrafa.

Canseco recibe con los brazos abiertos los nuevos impulsos que obtuvo el baile en los últimos años y, aunque asume que no le gusta "Bailando por un sueño", acepta que ayudó a abrir el camino. "Ahora se nos acepta mucho más y nadie juzga a las chicas por lo que hacen", concluye.