Descubrí el atrapante arte de la animación

Con casi tres décadas de trayectoria, el espacio se ha transformado en una ventana al universo de la historieta y del cine animado.

Los alumnos crean personajes ilustrados o maqueteados que luego cobrarán vida gracias a distintas técnicas de animación. FOTOS GENTILEZA DEL TALLER CEREBRO / ALVARO MEDINA Los alumnos crean personajes ilustrados o maqueteados que luego cobrarán vida gracias a distintas técnicas de animación. FOTOS GENTILEZA DEL TALLER CEREBRO / ALVARO MEDINA
13 Julio 2012
La noche llega, apagando el alboroto en los pasillos de la Escuela de Artes. En un aula vacía, Fabián Castro, el profe del Taller de Historieta y Cine Animación, espera a sus alumnos revisando algunos dibujos sobre el escritorio. Los chicos, en su mayoría adolescentes, no arriban solos: en ilustraciones o fabricados con plastilina traen con ellos a sus personajes. Tienen la ilusión de darles vida, y a través de las historias y del movimiento, lo consiguen. Los jóvenes artistas invaden el lugar escoltados por caballeros templarios, heroínas de animé, superhéroes autóctonos, extraterrestres y otros bichos escapados de sus cerebros. De ahí deriva, quizás, el nombre del taller: Cerebros. Entre todos generan un espacio fascinante, allí donde hace unos minutos había un aula vacía.

Historieta y animación
Tomando como base la disciplina del dibujo se experimenta con la creación de personajes y, posteriormente, con la animación de ellos. Los profesores a cargo -Castro (especialista en Plástica) y Raúl Querchi (encargado de la animación)- ponen especial énfasis en la práctica. "Sobre todo trabajamos con la experimentación directa. No creo que haya una persona que no se alucine cuando ve que su dibujo se está moviendo en una pantalla. Es como si te pegaran un tincazo en la cabeza", grafica Castro.

Lo confirma Emilia Cabello, de 16 años, alumna del taller: "cuando en la compu ves que tus dibujos tienen movimiento los mirás una y otra vez. No podés dejar de verlos". Con el mismo entusiasmo opina Agustín Olea, de la misma edad: "esto es lo que quiero hacer toda mi vida. El año que viene termino el secundario y me pongo a estudiar cine. Quiero ser director". Todos los días, al salir del colegio, él concurre al taller trasladándose desde San Pablo, a una hora de la capital.

El espacio se originó en 1974 como una materia optativa de la Escuela de Artes a cargo del profesor Fued Amin. En 1984 se convirtió en taller y era dictado por Bernardo Vides, animador tucumano reconocido mundialmente. El nombre de Cerebros fue adoptado en 2000, ya bajo la responsabilidad de Castro. Esta trayectoria lo legitima como un "semillero" de artistas en estas disciplinas. Muchos de los que concurren continúan estudiando cine o artes plásticas, o ya son estudiantes de esas carreras. "Tanto Querchi como yo nos formamos aquí y ahora estoy preparando a otros chicos", explica Castro.

Para considerar
"¿Será una nota color rosa?", pregunta Gastón Nuñez, uno de los estudiantes. Y agrega: "porque está todo muy lindo, pero también tenemos problemas". Lo cierto es que la clase, aunque tiene asignada un aula que comparte con otras materias, carece de un espacio propio que permita realizar instalaciones imprescindibles (maquetas, escenografías, luces). Otro problema es la falta de equipamiento: si no fuese por el aporte de docentes y alumnos no podrían llevarse a cabo los trabajos.

Sin embargo, lo más urgente es que se produzca una recategorización del taller, explica Castro. "Es decir, que se convierta en una tecnicatura -enfatizó-. Hay mucha gente que se ha especializado con nosotros y necesitan un título que los avale".

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