26 Junio 2012
Las proliferación de ataques en los que las mujeres resultan quemadas ha llevado a las autoridades de distintos países a poner el ojo en las responsabilidades estatales, pero también en los medios de comunicación.
En Colombia, donde la proliferación de ataques con químicos abrasantes ha llevado a las autoridades a revisar la ley para endurecer las penas contra los agresores que empleen este instrumento de terror, hay preocupación por el manejo de algunos medios le dan al problema.
Cristina Plazas, alta consejera para la Igualdad de la Mujer de Colombia, sostiene que, ante la mayor visibilización del fenómeno, la manera en que se difunde este tipo de hechos en la crónica policial “puede estar generando una influencia para el aprendizaje criminal y el aumento de nuevos casos”.
Augusto Moeykens, profesor de la Cátedra de Criminología de la Facultad de Derecho de la UNT, también consideró que, si bien la difusión de este tipo de caso sensibiliza a la sociedad acerca de los crímenes de género, la reproducción masiva, la repetición de imágenes y el recuento de detalles hace que se perciba como si cada crimen ocurriera muchas veces y puede producir un efecto de imitación.
“Es importante cuidar de qué manera se abordan los crímenes violentos. Debería tener un objetivo sensibilizador y de información, y no funcionar como un disparador o un magnificador. Cuando se reproduce la noticia varias veces por hora, en todos los medios a la vez, durante una semana o más, hasta que aparece otro tema más espectacular, parece que a la víctima la matan muchas veces”, añadió Moeykens.
La titular de la Cátedra de Criminología, María del Pilar Prieto, habla de la “amplificación del fenómeno delictivo”. La repetición de imágenes violentas y de hechos cruentos puede producir un efecto dominó, de imitación, como sucede con los suicidios adolescentes, sostuvo.
En Colombia, donde la proliferación de ataques con químicos abrasantes ha llevado a las autoridades a revisar la ley para endurecer las penas contra los agresores que empleen este instrumento de terror, hay preocupación por el manejo de algunos medios le dan al problema.
Cristina Plazas, alta consejera para la Igualdad de la Mujer de Colombia, sostiene que, ante la mayor visibilización del fenómeno, la manera en que se difunde este tipo de hechos en la crónica policial “puede estar generando una influencia para el aprendizaje criminal y el aumento de nuevos casos”.
Augusto Moeykens, profesor de la Cátedra de Criminología de la Facultad de Derecho de la UNT, también consideró que, si bien la difusión de este tipo de caso sensibiliza a la sociedad acerca de los crímenes de género, la reproducción masiva, la repetición de imágenes y el recuento de detalles hace que se perciba como si cada crimen ocurriera muchas veces y puede producir un efecto de imitación.
“Es importante cuidar de qué manera se abordan los crímenes violentos. Debería tener un objetivo sensibilizador y de información, y no funcionar como un disparador o un magnificador. Cuando se reproduce la noticia varias veces por hora, en todos los medios a la vez, durante una semana o más, hasta que aparece otro tema más espectacular, parece que a la víctima la matan muchas veces”, añadió Moeykens.
La titular de la Cátedra de Criminología, María del Pilar Prieto, habla de la “amplificación del fenómeno delictivo”. La repetición de imágenes violentas y de hechos cruentos puede producir un efecto dominó, de imitación, como sucede con los suicidios adolescentes, sostuvo.
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