Ellas se juegan el "ser"

Ellas se juegan el "ser"

Dra. Malena Elmiger. Psicóloga- Prof. De Grado y Posgrado UNT- UBA. Presidenta Fundación Sigmund Freud.

09 Junio 2012
Los resultados de esta encuesta no me sorprenden porque coinciden con lo que escuchamos en los consultorios y en la vida cotidiana: el mayor porcentaje de mujeres reconoce que puede hacer muchas cosas al mismo tiempo. Las mujeres que se animan a sostener su lugar de mujeres, pueden ser profesionales, amas de casa, empresarias, madres y amantes, todo en el mismo día. La mujer -o aquella que está en posición de mujer- está atenta a muchas cosas a la vez: es rápida, volátil, valiente y frágil al mismo tiempo. La donna è mobile (La mujer es voluble) que se repite en el aria de la ópera Rigoletto, de Giuseppe Verdi, lo dice con alegría y espontaneidad.

La mujer es móvil, liviana, rápida… si lo soporta. Pero también puede someterse a la seguridad que le da el dinero, o las apariencias, o el poder: sea éste en la figura de un marido o al poder que otorga el lugar de madre creyéndose la "dueña" de una prole, o el poder de creérsela en una posición social o de la apariencia de algún prestigio.

Advertirán que no hablo de mujer o madre, sino de lugar de mujer y lugar de madre. Es que la realidad humana es móvil. Porque móvil es la cultura, como móvil es el lenguaje. Así, en nuestra cultura occidental, al menos, en los varones (o en el lugar masculino) se juega más el tener y el poder. El hombre teme más perder. En la mujer (en el lugar femenino) se juega más el ser: un poco locas, un poco minas, un poco madres…). La mujer teme menos perder.

El hombre, para hacerse amar y/o cuidar por una mujer, debe poder perder un poco. Por suerte hoy la cultura, la política y la economía han producido cambios abismales. Los hombres no se sienten menos hombres si hacen tareas asignadas desde tiempos inmemoriales a las mujeres: cambian pañales, atienden niños, cocinan… y las mujeres no se sienten menos mujeres si son pilotos de avión, policías, comandantes de los ejércitos o presidentas.

Las mujeres ganaron en ambiciones personales y no han dejado, sin embargo, de ser buenas madres, si así lo desean. Por eso yo diría, que aquello que ha conquistado NO es lo que termina esclavizándola. Algunas mujeres -como bien lo señala la encuesta, prefieren someterse a un hombre, o tener sexo cuando no lo desean, o dejar de ver sus amigas, o abandonar sus ambiciones, su movilidad, por la seguridad, a costa del sometimiento. Sería: "no soy feliz, pero tengo marido". Afortunadamente las menos, según su encuesta.

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