La calidez interpretativa de un cantor platense

La calidez interpretativa de un cantor platense

"AQUELLAS VIEJAS ALEGRÍAS" | Mario Centeno

BUENO

Una cadencia de guitarra anuncia un pensamiento. La voz cálida busca ese "ayer" que se estira en un 3x4: "¡Portal donde la luna se aburrió esperando, cedrón por donde el tiempo se perfuma y pasa!"

Una nostalgia danza en el gesto atenorado del cantor: "Y al ver que nos pusimos viejos y estamos más solos, siento un vals en tu piano llorar y me pongo a pensar si no llora de amor..."

En los últimos tiempos, el tango viene experimentando una renovación de intérpretes, varios de ellos, afortunadamente, han tenido la posibilidad de llegar al disco. Oriundo de La Plata, afinador de pianos, Mario Centeno recorre un repertorio poco caminado de autores notables como los hermanos Expósito, Cadícamo, Charlo, Ferrer, Manzi y Cátulo Castillo. Néstor Basurto y Amadeo Ligalupi en guitarra, Daniel Falasca (contrabajo), Franco Polimeni y Cristian Zárate (piano), Matías Rubino y Nicolás Enrich (bandoneón) acompañan con solvencia al crédito platense, nacido en 1960.

"Sombra más fuerte que la muerte, grito perdido en el olvido, paso que vuelve del fracaso canción hecha pedazos que aún es canción", se abre ese "Después" en el alma del intérprete. Expresivo, afinado, cálido, Mario Centeno canta con mucho sentimiento, sabe decir los textos y crea climas intimistas, donde no hay lugar para exhibicionismos vocales ni desbordes. Estas viejas alegrías son un malbec amable para el tango.

Publicidad
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios