"¿Por qué no vamos a poder elegir nosotras?"

22 Abril 2012
A ellas les parece bien. A ellos, no. La propuesta de que no haya más primacía del apellido paterno no deja a nadie indiferente y genera todo tipo de discusiones de pareja, según comprobamos en el Registro Civil de la capital.

En la institución se anotan 60 niños por día. Y cada vez más aparece el apellido de la madre, según contó Patricia Ortiz, a cargo del Registro Civil. "La tendencia indica que cada vez más padres eligen para sus hijos un solo nombre y dos apellidos. Creo que se debe a que en las parejas hay más igualdad", sostuvo la funcionaria.

"Me parece bueno que también figure el apellido de la madre, pero no tienen por qué cambiar las costumbres de llevar siempre primero el apellido del padre. Eso significa saber de dónde vengo, mis raíces. Si cambian esta tradición será muy confuso", se quejó Jorge Pazos.

"¡Qué antiguo!", le contestó Luciana, su pareja. "¿Por qué no vamos a poder elegir nosotras? Al fin y al cabo somos quienes ponemos el cuerpo nueve meses para cuidar nuestros hijos y las que sufrimos para traerlos al mundo", le reprochó. Isabel Peña contó que conoce varias familias en las que sólo hubo hijas mujeres. "El hombre también se deprime en esos casos. Creo que es muy bueno que las parejas puedan decidir cuál de los dos apellidos va primero", sostuvo. Valeria Peralta tiene dos hijos de padres diferentes. "En mi caso, hubiera sido ideal que estuviera la reforma del Código. A mis chicos, el hecho de tener apellidos distintos creo que los afecta emocionalmente porque son hermanos pero no comparten esa identidad del apellido", confiesa.

"Tenemos tantas cosas de qué preocuparnos, tantas urgencias ¿y vienen con este proyecto?", criticó Leandro Villagra, mientras anotaba a su pequeño Benicio, nacido hace cuatro días. Bernardo, el tío del bebé, sostuvo que no ponerle a un chico el apellido de su papá es como arrancarlo de su vínculo familiar, de su historia. "El apellido del padre tiene que estar siempre primero porque es como un orgullo", sostuvo, tajante.

"A mí me parece positivo. Las cosas cambiaron: ya no es sólo el hombre el que tiene el poder de dar protección y manutención a toda la familia", opinó Lourdes Oroño. "Está bien que la gente pueda elegir. Habrá mujeres que se alegren y habrá otras que no lo necesiten", añadió. En su opinión, pasarán muchos años hasta que cambie la forma de identificarnos.

"Aquí está muy arraigada la costumbre de poner el apellido del padre primero, no creo que de un día para otro se transforme todo, por más que haya una ley", sentenció.

Por supuesto que no todas las mujeres están a favor de la reforma que termina con el reinado del apellido paterno. Ni siquiera en aquellas familias en las que los nombres corren riesgo de desaparecer. Es el caso de OfeliaElsa Caamiña, de 78 años. Su apellido está a punto de extinguirse, al menos en todo el norte del país. Ella no tuvo hermanos varones y sus hijos llevan el doble apellido de su esposo: Fernández Sabaté. "No me pareció importante que mis hijos llevaran mi apellido. Creo que tienen que llevar el apellido del padre. Pero no me arrepiento. Eso sí, me da un poco de pena que desaparezca Caamiña", se sinceró.

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