Comúnmente las personas que saben que les queda poco tiempo de vida, o que lo sospechan, tratan de acomodar cosas que dejaron sin resolver, pero muchas de ellas no se resignan, y siguen luchando, poniendo su esperanza en cada tratamiento o medicamento que consumen.
Desde mi experiencia profesional, no todos pasan por un estado de arrepentimiento; sí buscan estar tranquilos. Quieren hablar con alguien con quien estaban peleados, no recibir visitas, dejar sus bienes acomodados, por ejemplo.
La persona que se arrepiente es aquella que tiene mejor elaborada su enfermedad. Son generalmente quienes ya han pasado la etapa de la negación, que es lo primero que aparece en estos casos. Pueden sentir culpa tanto de cosas que hicieron, como de las que dejaron pendientes, pero lo más común es encontrar arrepentimiento de lo que no hicieron.
Si el arrepentimiento sirve para que la persona esté mas tranquila, es bueno. Pero cuando se convierte en un auto reproche, es algo que no le permite estar en paz, y por lo tanto no sirve para acomodar sus cuestiones pendientes.
Cada persona es única y cada reacción es distinta ante un diagnóstico de enfermedad terminal. Hay personas que mueren sin aceptar su patología, hay otras que pueden llegar a realizar pactos: "yo cumplo el tratamiento y vos me salvás". Y también están las que que van elaborando todo lo que va pasando, van acomodando sus pendientes, y llegan al momento de su muerte sumamente tranquilas. Las emociones más comunes son la negación, la angustia, la tristeza, la esperanza y el miedo. Llegar a aceptar la propia muerte es algo terriblemente difícil, la esperanza de curarnos es lo que nos hace seguir adelante.