Las provincias de Cuyo y del NOA integran el núcleo productivo del país

Las provincias de Cuyo y del NOA integran el núcleo productivo del país

Catamarca, La Rioja y San Juan lideran la plaza nacional, con 105.000 hectáreas, destinadas a la elaboración de aceite o la conserva.

24 Febrero 2012
Catamarca, La Rioja y San Juan lideran la producción argentina, con alrededor de 105.000 hectáreas cultivadas de olivos, de las cuales el 70% está implantado bajo riego, seguidas por Mendoza, Córdoba, Buenos Aires, Río Negro y San Luis.

La primera provincia destina el 80% de su producción olivarera a la elaboración de aceite; mientras que en La Rioja está dirigida a la industria conservera.

El Consejo Oleícola Internacional (COI) indica que, en el país, el 65% de la producción de aceitunas se dispone para la elaboración de aceite y el 35% para aceituna de mesa. En los últimos doce años, la elaboración de aceite de oliva se incrementó un 239% y la producción de aceitunas de mesa un 89,7%. En la campaña 2011, el sector alcanzó un volumen cercano a las 20.000 toneladas de aceite de oliva y 110.000 toneladas de aceitunas de mesa, según datos de la Dirección de Competitividad e Inclusión de Pequeños Productores del Ministerio de Agricultura de la Nación.

Con el núcleo productivo en las regiones cuyana y el noroeste, la Argentina es potencialmente productora de aceites varietales y blends de mayor consumo en el mundo. "La diferenciación de calidad del producto obtenido en las zonas olivícolas permite una mejor inserción y posicionamiento del aceite", dijo Ángel César Matías, profesional del INTA Catamarca.

Estados Unidos es el mayor comprador de aceite de oliva virgen, seguido por Brasil e Italia. Puertas adentro, el consumo promedio nacional de aceitunas de conserva y de aceite de oliva es de 15.000 y 5,24 mil toneladas anuales, respectivamente.

Tanto en Catamarca como en la Rioja, Arbequina es la principal variedad oleícola, con una superficie implantada superior al 50%. De tipo aceitera, es apreciada por su rusticidad, adaptabilidad, precocidad y alta productividad -de 15 a 18 toneladas por hectárea en sistemas intensivos-, que logra un aceite suave, de frutado medio con bajos amargo y picante. Además, el sector es una de las principales fuentes de contratación de mano de obra transitoria en las regiones de Cuyo y NOA.

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