"A mí la crisis en España no me ha afectado directamente, aunque mi mujer lleva dos años en el paro. Sí me afecta que algunos amigos estén en el paro. La docencia tiene la característica de que te estabiliza, no tienes grandes picos porque nunca se gana mucho, pero tampoco las caídas son tan rotundas". Guillermo Filippone es ingeniero mecánico (UNT), tiene 54 años y vive en Madrid con su hijo de 14. Está de vacaciones en Tucumán, como lo hace por lo menos una vez por año. Antes de venir fue confirmado en tres cargos en la Universidad Europea de Madrid.
Idas y vueltas
"Cuando me fui, en los años 80, yo estaba sin trabajo, y me salió una beca para un proyecto de investigación de un tema que me gustaba -Componentes cerámicos para motores- e hice una tesis doctoral. Era una buena oportunidad laboral por siete años", recuerda (en tucumano, con la ese silbada y la ce y la zeta sutiles).
Luego, el primer trabajo no becario lo trajo a la universidad de Belgrano, en Buenos Aires, como coordinador de un máster de la Politécnica. Fue una experiencia que duró sólo dos años porque el éxito inicial decayó. "No me surgía nada acá y volví a Madrid en el 96 por una oferta muy interesante en una universidad en creación, la Carlos III de Madrid. La verdad que sin haberlo pensado me convertí en profesor itinerante", reflexiona. Estuvo cinco años allí y pasó a la Universidad de Nebrija, (Madrid). Pasaron otros cinco años y cambió a la Europea (UEM) ya como director de departamento.
"Fue un progreso personal, profesional, económico no mucho, porque en la docencia las diferencias entre una y otra universidad son pequeñas, pero como estas son privadas ofrecen un poco más. Sobre todo para mí fue muy atractivo buscar un lugar con posibilidades de desarrollo profesional", explica. La UEM pertenece a la red Laureate, con origen en Baltimore (650.000 alumnos, 42 países, 55 universidades).
Más trabajo
"Ahora dejé la dirección del departamento porque tenía encargado crear un centro de investigación de energías renovables empezando por conseguir una persona que lo dirigiera. Como no conseguí esa persona me ofrecieron que dirigiera el centro. Paralelamente me ofrecieron que dirija el máster en Energías Renovables, y entonces actualmente tengo los dos cargos, que tienen entre sí mucha sinergia", comenta.
En cuanto a los ingresos, Filippone afirma que todas estas tareas adicionales le reditúan mejoras económicas (docencia de grado, dirección de máster y dirección del centro de investigación). "A medida que esto crezca veré qué cosas puedo dejar de lado. Pero, en realidad, cada cosa que uno hace ayuda a avanzar desde el punto de vista económico. No es como trabajar en la industria; evidentemente los sueldos son otros pero no me quejo, estoy bien. Cuando era becario lo pasé bastante justo. Me venía a Argentina e invertía toda mi capacidad de ahorro. Lo que pasa es que ahora vengo con mi hijo... y tomo vinos mejores -dice entre risas-. No tengo casa propia; vivo de alquiler, pero esa fue una decisión mía. En el momento en que pude comprar me estaba separando. Luego los precios se fueron a las nubes".
Sin desarrollo sostenido
En cuanto a su visión de la Argentina, dijo que la ve un poco mejor. "Se pudo salir del desastre del corralito, pero yo creo que sin planificación no puede haber un desarrollo sostenido. Visto desde afuera, no parece haber este desarrollo. El boom sojero se nota en las calles pero no parece haber contribuido a achicar la brecha social. Es más, parece que la hizo crecer. Me da la sensación de que todavía falta planificar un proyecto de país más vertebrado. Pasa que el mundo se desarrolla en el camino de las energías renovables, en la lucha contra el cambio climático, en cosas vinculadas con la sustentabilidad. Eso es lo que le interesa al mundo con dinero. En el plano micro, no se puede seguir sin ver qué se hace con la basura y el cuidado del medioambiente en general. Aquí se sigue sin saber cómo manejar problemas como la vinaza o la quema de caña", sostiene. Y agrega: "hay que empezar ya. El reciclado de la basura es un gran negocio que, o se está perdiendo o se lo está llevando alguien; la seguridad vial, el tema del los vehículos antediluvianos que circulan... Son como políticas parciales. Sin embargo hay cosas que sí se hacen, por ejemplo, se creía que era imposible que se prohíba fumar en lugares públicos cerrados..."
Allá y aquí
Hoy en España las cosas no están bien. "Pero no es una catástrofe; hay una crisis muy seria, y hay mucha gente que lo pasa mal. En mi caso, yo estoy bien. Me gusta vivir en España -asevera convencido-. Mi hijo es español y en esta última etapa para mí fue muy importante haber hecho pareja con una española, eso también me ha integrado más. Tengo muchos amigos allá, pero nunca he perdido el afecto por mis entrañables amigos tucumanos. Los veo poco, pero nos seguimos riendo de las mismas cosas".