La lampalagua serpentea por los montes de Ticucho

La larga boa sudamericana descubierta en La Florida es una especie protegida porque está en peligro de extinción.

DE UNA BOLSA AL ARROYO. La lampalagua fue dejada cuidadosamente en el suelo y se escondió entre los arbustos. DE UNA BOLSA AL ARROYO. La lampalagua fue dejada cuidadosamente en el suelo y se escondió entre los arbustos.
08 Enero 2012
Finalmente vio la luz. Luego de pasar cuatro días dentro de una bolsa de arpillera, la larga lampalagua (boa sudamericana) encontrada el miércoles en La Florida, donde aparentemente se alimentaba de gallinas, fue liberada ayer a la mañana en la zona de Ticucho, cerca de El Cadillal.

Abrieron la bolsa, pasaron unos minutos, pero ella no salió. Una docena de personas estaba expectante por la reacción, y nada. Entonces los expertos la agarraron de la cabeza y de la cola y la sacaron. Una vez afuera, y aún en las manos de quienes la llevaban, comenzó a contornearse como si estuviera desesperada por llegar a algún lugar. Con movimientos controlados, la apoyaron despacio sobre el suelo; se desplazó despacio y zigzagueando, se metió en un arroyo, se refrescó y se camufló entre los arbustos. La serpiente más famosa de Tucumán ya era libre de nuevo.

El traslado desde donde fue hallada hasta la zona boscosa estuvo a cargo de ocho personas, con el animal en una bolsa con agujeros y dentro de un canasto. Una vez en el lugar, y luego de una caminata bajo el sol radiante, el herpetólogo (especialista en reptiles), Juan Carlos Moreta, estuvo al frente de la operación.

"Va a estar muy bien, está en perfectas condiciones de salud y bien alimentada. Es una hembra y mide unos dos metros de largo, va a sobrevivir sin problemas", describió Moreta. Los especialistas de la reserva de Horco Molle, con la colaboración de los integrantes del Parque Biológico Sierras de San Javier, decidieron rescatar y liberar al animal, ya que es un ejemplar sano y es una especie en peligro de extinción.

"Quiero aclarar que no es que no la queremos recibir en la reserva por falta de lugar; nosotros ya tenemos 11 lampalaguas que están enfermas, y que no las podemos liberar por ese motivo. Pero los reptiles son animales silvestres y tienen que estar en su ambiente natural. Como este ejemplar está sano, hacemos lo que se debe: liberarla", puntualizó Diego Ortiz, profesor de biología.

El especialista aclaró que no se puede soltar en la naturaleza a cualquier clase de animal: "sí los reptiles, porque no crean vínculos ni relaciones de dependencia con los hombres". "En el caso de que ocurra un hecho similar, es importante que se sepa que no somos nosotros (por la reserva de Horco Molle) los encargados de hacer este tipo de trabajo, sino que hay que dar aviso a la Dirección de Flora y Fauna de la Provincia", agregó.

El tipo de la serpiente liberada suele ser muy buscada como mascota por no atacar a los hombres (se alimenta de roedores, vizcachas y pequeños animales), pero también se las busca para la extracción de cuero. Justamente, por su lustrosa piel, este animal está en la máxima categoría en la amenaza de peligro de extinción, según la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites), suscrita por la Argentina.

Ortiz aseguró que esta especie no genera ninguna clase de peligro para la población, no es venenosa y por el contrario, es beneficiosa para el ser humano porque controla la población de roedores. Pero destacó que no se puede tener una boa como animal doméstico aunque sea totalmente inofensiva ya que es un animal silvestre y, también, va contra las leyes vigentes.

Tomar consciencia
Los profesionales de la reserva de Horco Molle, durante la liberación de la boa, hicieron hincapié en la importancia de no tratar como mascotas a los animales silvestres. Resaltaron que la tenencia de estas especies es riesgosa para los habitantes de una familia y pone en juego el equilibrio del ecosistema.

"Hace unos años hubo un caso de una mujer que tenía un puma en su casa. Los pumas, a diferencia de los reptiles, sí pueden ser domesticados y dejan de ser salvajes; pero ello es aún más peligroso, porque una vez que son devueltos a su hábitat natural, no le tienen miedo al hombre que los caza, y se corren muchos riesgos adicionales", aseveró Ortiz.

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