Trabas para el crecimiento

Trabas para el crecimiento

La menor entrada de dólares del exterior complicará al Central.

08 Enero 2012
El precio de la soja y Brasil: referentes, en descenso  
El primer cuello de botella que enfrentará nuestra economía este año, tiene que ver con que el mundo jugaría menos a favor que en 2011 y 2010. En 2012, la cosecha sería un 3% inferior, el precio de la soja en el mejor de los casos no caería significativamente y el nivel de actividad económica de Brasil se desaceleraría, por lo que los dólares provenientes del intercambio comercial se reducirían (en términos del producto) y se desaceleraría en consecuencia el ritmo de crecimiento del consumo y del nivel de actividad local. En el plano macroeconómico, continuaría la apreciación del tipo de cambio real, dado que durante 2012 el alza del nivel general de precios volvería a superar la depreciación nominal del peso, lo cual generaría una apreciación cambiaria que impactaría negativamente en la protección de la industria sustitutiva de importaciones, afectando el nivel de actividad del sector. Es poco probable que la depreciación nominal "siga" al incremento de los precios.

Reducción de los subsidios: sin demanda agregada  
La reducción de los subsidios energéticos sería el quinto cuello de botella, porque impacta en el ingreso disponible de las clases sociales que más consumen, afectando negativamente el dinamismo de la demanda agregada y el nivel de actividad.
A su vez, hay que tener en cuenta que la reducción de los subsidios no contribuye en absoluto a la recomposición tarifaria de las empresas prestadoras de energía, ya que más que un "tarifazo", la quita de subsidios representa un "impuestazo" porque el resultado es más recursos para el Estado, pero nada para las empresas prestadoras de servicios públicos.
Se tiene en claro que la reducción de los subsidios no estimula la inversión y la capacidad de producción de ese sector, por lo que no resuelve la escasez ni el déficit del comercio exterior,  que son los dos cuellos de botella más relevantes en esta materia.

La política de ingresos: menos poder adquisitivo  
En el año que ya comenzamos a transitar, la política de ingresos pasaría a ser el cuarto cuello de botella que analizamos en este trabajo, debido a que los ajustes salariales impulsados desde la administración de Cristina Kirchner no deberían superar la ganancia de productividad ni a la inflación, de manera de evitar una aceleración del incremento de los precios.
En este marco, los salarios (del sector formal) no ganarían poder adquisitivo como en años anteriores y el estímulo al consumo, la demanda agregada y el nivel de actividad se verían debilitados.

Control de importaciones: afectará a la industria  
El control de las importaciones sería el segundo cuello de botella, ya que el 70% de las compras al exterior son insumos y bienes de capital industriales. El Gobierno intensificará esta acción para minimizar las presiones de demanda en el mercado cambiario, pero terminará generando restricciones a la producción industrial. El Ejecutivo tiene una valoración positiva de los controles: con su aplicación aumentó fuerte el superávit comercial, que ascendería a U$S 10.500 millones en 2011; una cifra entre 30% y 40% superior a las estimaciones privadas y oficiales.

El dilema entre fuga de capitales versus nivel de actividad  El tercer cuello de botella macroeconómico doméstico emerge cuando se visualiza que no habría margen para recurrir a políticas fiscales y monetarias tan expansivas como las de 2011, que apuntaran a contrarrestar los impactos negativos de un mundo que "ya no juega tan a favor". En la esfera fiscal, la tasa de crecimiento del gasto debería reducirse porque la suba de la recaudación se desacelera y porque las fuentes de financiamiento del Tesoro ya no serían tan holgadas. Además, el menor crecimiento proyectado reducirá el aumento de la recaudación (+29%), que crecería 5 puntos porcentuales menos que en 2011 (34%). A su vez, también habría un debilitamiento de las fuentes de financiamiento, que exigiría una moderación de las erogaciones. Hay que considerar que nuestras proyecciones estiman que el resultado positivo del balance y las reservas de libre disponibilidad del BCRA se reducirían en 2012. En la esfera monetaria, la emisión de pesos en este año sería menor a la de 2011, porque los canales a través de los cuales el Central puede inyectar dinero serían cada vez más acotados. La menor entrada de dólares provenientes del exterior impactará negativamente en la capacidad que tiene el Central para emitir pesos a cambio de comprar y acumular dólares excedentes, por lo que se debería inyectar pesos a cambio de cancelar Lebac y Nobac en efectivo. Además, con la actual norma jurídica y la definición sobre reservas de libre disponibilidad, la expansión monetaria "juega en contra" de la capacidad que tiene el BCRA para financiar con dólares (reservas) al Tesoro. Es decir, dado un determinado stock de reservas, cuanto más se emita menos reservas de libre disponibilidad va a tener el Central para pagar deuda. Del otro lado, dado un determinado nivel de financiamiento con reservas, el Central necesitará acumular más dólares cuanto mayor sea la emisión de pesos. La política monetaria 2012 enfrentará el dilema entre fuga de capitales versus nivel de actividad, que es un cuello de botella en sí. El control de la fuga exige apuntalar la demanda de pesos, para lo cual el BCRA tiene que convalidar suba de tasas. Este accionar impactaría negativamente en el crédito, el consumo, el nivel de actividad, la recaudación y el resultado cuasi fiscal y utilidades del Central. 
Una alternativa sería que el BCRA intente no atacar la fuga con política monetaria y confíe en los controles para mantener anestesiada la demanda de dólares. En este escenario la autoridad monetaria cancelaría deuda en efectivo para inyectar más dinero en el mercado, apuntando a bajar la tasa de interés para estimular el crédito, el consumo y el nivel de actividad.

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