El retiro militar de Estados Unidos de Irak se simboliza en el arriamiento de su bandera

Ayer se formalizó una ceremonia en Bagdad con la sorpresiva presencia del secretario de Defensa norteamericano, Leon Panetta. Se cumplieron ocho años, ocho meses y 26 días del comienzo de la invasión que derrocó a Saddam Hussein tras 24 años de ocupar el poder. Temen más violencia.

PARA SER GUARDADA. Las tropas de EEUU doblan la bandera militar que desplegaron en su ocupación de Irak. REUTERS PARA SER GUARDADA. Las tropas de EEUU doblan la bandera militar que desplegaron en su ocupación de Irak. REUTERS
16 Diciembre 2011
BAGDAD.- El Ejército estadounidense puso fin oficialmente a la guerra en Irak ayer, al cerrar su cuartel general y retirar su bandera en una ceremonia en el aeropuerto (elegido porque fue primer lugar ocupado por EEUU en Bagdad), que contó con la sorpresiva presencia del secretario de Defensa, Leon Panetta. La enseña militar especial, que identificaba a las tropas desplegadas en el territorio (USF-I), fue guardada en un estuche camuflado.

Los últimos 6.000 soldados norteamericanos se retirarán hasta fin de año, lo que dejará a las autoridades locales enfrentando a una debilitada pero persistente insurgencia, tensiones sectarias e incertidumbre política. Detrás habrá quedado la ocupación que comenzó con la invasión del 20 de marzo de 2003 que logró derrocar a Saddam Hussein tras 24 años en el poder, con la excusa de que poseía armas de destrucción masiva nunca encontradas. "Es un acontecimiento histórico; hace ocho años, ocho meses y 26 días di la orden de que se cruzara la frontera", recordó el general Lloyd Austin, ahora nombrado jefe del Estado Mayor adjunto de EEUU.

"Después de mucha sangre derramada por iraquíes y por estadounidenses, la misión de lograr un Irak que pueda gobernarse y asegurarse a sí mismo se ha vuelto real", afirmó Panetta, en su segunda visita al lugar desde junio.

El funcionario se reunió también con altos cargos iraquíes, con quienes analizó cómo continuará la colaboración occidental en materia de seguridad, en la profundización de los contactos iniciados entre el primer ministro local, Nuri al Maliki, con el presidente, Barack Obama, para garantizar la ayuda extranjera (Washington prometió que seguirá siendo un socio leal de Bagdad).

Casi 4.500 efectivos estadounidenses y decenas de miles de iraquíes perdieron sus vidas en una guerra que comenzó con una campaña de misiles sobre Bagdad y una invasión de EEUU y de Gran Bretaña por el sur (el 16 de octubre de 2003, la ONU admitió el despliegue de una fuerza multinacional), y que evolucionó a una sangrienta lucha entre la mayoría chiíta, largamente oprimida, y sus ex dominadores sunníes (etnia a la que pertenecía Hussein).

Todavía se lucha contra rebeldes armados, con un Gobierno frágil y una economía dependiente del petróleo y plagada de escasez energética y de corrupción.

Expectativa


El liderazgo chiíta presenta la retirada como un nuevo comienzo para la soberanía nacional, pero muchos se preguntan qué dirección tomará una vez que todos los efectivos se retiren, mientras crece la preocupación por la crisis en la vecina Siria, que amenaza con afectar el balance religioso y étnico de la región.

Algunos temen más luchas internas o un regreso de Al Qaeda para sembrar terror en las ciudades con nuevos atentados suicidas, que nunca pudieron ser detenidos totalmente y que recrudecieron en este año. Otro punto de conflicto es la disputa entre los kurdos en su enclave semi-autónomo del norte y el Gobierno central árabe iraquí sobre territorios disputados y el petróleo. (Especial-DPA-Reuters-AFP)

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios