A la gurda: abundante, a lo grande. Cuando se usa solo "gurda", significa "lo mejor". Gil a la gurda, por ejemplo, es lo que hoy se diría un flor de gil.
Bacán: tiene tres acepciones, "amante o dueño de una mujer", "persona que mantiene a una mujer" e "individuo adinerado, muy rico". Bacana es su forma femenina.
Boliche: negocio con mostrador donde se venden bebidas ordinarias o vulgares. En lunfardo, no es un bar ni una confitería, sino un local de barrio, lejos de la pituquería. Se lo nombra también como cheboli (al revés).
Bulín: habitación o vivienda que un hombre destina a sus citas amorosas (actualmente se usa bulo).
Cafishio: rufián que explota a una o dos mujeres. Su trabajo era artesanal, construido a fuerza de educación y pinta. Son sinónimos cafiolo, fiolo y canfinflero.
Cotorro: habitación o vivienda modesta, en la que vive un hombre soltero o una pareja que no está casada.
Chantapufi: cuentero, fanfarrón, un individuo del que siempre se sospecha que no dice la verdad. Su apócope es chanta, hoy muy generalizado.
Descangayar: dejar maltrecho, herir. Parece tener una doble procedencia, del gallego escangallar, fatigarse mucho; y del portugués escangalhar, que significa, romper, estropear.
Embalurdar: hacer el cuento del tío, engañar. Balurdo es un paquete de papeles que simula contener dinero, para lo cual se pone arriba un billete auténtico. Viene del italiano balordo, que significa tonto.
Farabute: fanfarrón, pícaro, generalmente de mal vivir.
Funghi: sombrero de ala corta (como el del cantor en la foto). Imprescindible en el vestuario, sobre todo en eventos sociales.
Gayola: cárcel. Se supone que viene del gallego gaiola, que significa jaula. Son sinónimos cana, chirona, calabozo y capacha.
Hocicar: flaquear, darse por vencido. También se lo usa como errar o fracasar.
Indiada: pandilla, patota, grupo de jóvenes mal educados.
Jeringa: persona inoportuna, cargosa, insoportable. Se usa además para aludir a la insistencia o a una charla inútil o aburrida.
Kilombo: podía referirse a un desorden o escándalo, pero también a un prostíbulo. Se usaba para hablar de dificultades familiares o comerciales.
Lungo: proviene del italiano y significa largo, lento. Hacerla lunga al hablar de una conversación, por ejemplo, es hacerla larga. Saberla lunga es conocer mucho sobre un tema.
Mishe: hombre que paga los favores recibidos por una mujer y mantiene a su amante, también conocido como "el paganini de la orquesta". Viene a ser el otario, el "pavo de la boda".
Nísperos: dedos de los pies (foto). A veces también hace alusión a los callos o a los juanetes.
Ñata: nariz.
Otario: forma despectiva de llamar a la persona de pocos alcances y fácil de engañar. Son sinónimos abriboca, babieca y merlo.
Papusa: mujer joven y bella; el vocablo deriva de papa, que en lenguaje popular significa cosa hermosa, de gran calidad o provechosa.
Pebeta: proviene del español pebete (niño). Designa a cualquier muchacha joven.
Percanta: vocablo con el que los rufianes nombraban a sus mujeres y que entre ellos era más habitual que el muy difundido mina. Actualmente, aunque está en desuso, designa a una mujer sexualmente atractiva.
Piringundín: nombre que se daba a los negocios con despacho de bebidas donde se efectuaban bailes entre hombres solos, conocidos más tarde como "bailongos" (foto). Con el tiempo, la denominación se extendió a cualquier lugar de baile concurrido por gente de baja condición.
Quinta del ñato: cementerio. Quinta alude a un lugar de descanso y ñato se refiere a la calavera, ya que está seca y sin nariz. Por eso, es el lugar donde descansan los muertos.
Rante: aféresis de atorrante, es decir, un individuo que le escapa al laburo.
Shusheta: elegante, petimetre, en el lenguaje de los compadritos. Proviene del genovés sciuscetto: el soplón de la maestra, el alcahuete.
Tirifilo: alude a una persona engreída, delicada o hipócrita.
Untar: sobornar, pagar para comprar el silencio o la voluntad de una persona. También se usa untar la mano.
Vento: dinero. Es sinónimo de ventolín, mientras que al adinerado se le dice ventudo.
Yugar: trabajar (proviene del español yugo).
Zaranda: paliza, castigo. También se usa zurra.