Una madre desesperada ayudó a detener a siete sospechosos

"No sé a quién recurrir, por el amor de Dios, hagan algo", dijo cuando llamó a la Policía. La investigación comenzó en 2009, tras el llamado telefónico que hizo la mujer para recuperar a su hijo adicto. Ahora, "Bebote" y sus familiares son juzgados

ATENTOS EN EL BANQUILLO. Los hermanos Paradi (de izq. a der.) Amado, Bebote y Maxi durante la apertura del juicio en su contra. LA GACETA / FOTO DE ANALIA JARAMILLO ATENTOS EN EL BANQUILLO. Los hermanos Paradi (de izq. a der.) Amado, "Bebote" y Maxi durante la apertura del juicio en su contra. LA GACETA / FOTO DE ANALIA JARAMILLO
02 Diciembre 2011
No sabía qué hacer. Por todos los medios intentó charlar con su hijo, pero no conseguía atraer su atención. En la habitación del adolescente, una madre desesperada revisó los bolsillos de pantalones y camperas, abrió todos los cajones, hasta que halló el teléfono del transa. Y la decisión que tomó permitió que la Policía llegara hasta una familia, que formarían parte de una organización que vendía droga en varias ciudades del sur.

Así comenzó un largo camino que, ahora, se ventila en un juicio oral y público que comenzó el miércoles. En este proceso se juzga a Juan Alberto Paradi, a sus tres hijos Maximiliano, Amado y Juan Alberto Paradi (h), a su hijastro Miguel Ángel Paz y a dos amigas de la familia, Nancy Zelaya y Mónica Chávez.

Los miembros del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Tucumán Carlos Enrique Jiménez Montilla, Gabriel Eduardo Casas y Luis Eduardo López escucharon a los siete imputados, que remitieron sus declaraciones a lo dicho en la instrucción, y se negaron a responder preguntas. Luego de escuchar a los primeros testigos, decidieron que el juicio continúe el miércoles a las 9.

El llamado

La investigación comenzó el 14 de marzo de 2009. Aquel día sonó el teléfono de la Dirección General de Drogas Peligrosas Sur de la Policía. La voz de una mujer, que no se identificó, aportó los primeros datos. "Soy una madre desesperada. Ya que no sé a dónde recurrir, porque a mi hijo la droga lo tiene perdido. Hurgando entre sus cosas hallé un número telefónico que es de la persona, si puede llamársela así, que le vende esa porquería a él y a otros tantos como a él", le dijo la mujer al policía que atendió el llamado. En ese momento, le pasó el número que había encontrado anotado en un papel.

De acuerdo a lo que esta madre había logrado averiguar, ese número pertenecía a un tal "Murungo", que junto a su hermano "Bebote" Paradi, vendía droga a su hijo y sus amigos.

"Ellos piden por teléfono o por mensajes y les traen. Esos delincuentes viven para el lado de La Costanera y muchas veces no se aventuran a ir a las casas de ellos porque es una zona peligrosa y los asaltan. Por amor de Dios, hagan algo", suplicó la mujer.

Según la investigación, "Murungo" es Miguel Ángel Paz. "Bebote", por su parte, sería su medio hermano Juan Alberto Paradi (h), aunque en el inicio del juicio oral el joven negó tener un apodo. El fiscal Carlos Brito acusó a los hombres de dedicarse a la comercialización de estupefacientes. Por su parte, las mujeres (Zelaya y Chávez), están imputadas porque habrían usado sus viviendas para guardar la droga.

Los siete imputados llevan dos años presos. El miércoles continuarán desfilando los testigos, y se espera que a la tarde los abogados defensores y el fiscal realicen sus alegatos en esta causa, que comenzó con una madre afligida por un hijo descarriado.

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