Fabrizio, que recibió un trasplante de hígado, se despertó y evoluciona bien

17 Agosto 2011
Fabrizio Zóttola despertó ayer por la mañana con dos experiencias positivas: la primera es que reconoció a su esposa, Natalia Musumeci, y la segunda es que se enteró de que ya había sido trasplantado. El joven, de 35 años, sufría de poliquistosis hepática y su única salvación era un trasplante de hígado. Sus familiares y amigos realizaron un abrazo simbólico a la plaza Independencia para rogar por la donación de un órgano. El hígado apareció milagrosamente el lunes, procedente de Bahía Blanca. Desde dos días antes de la intervención quirúrgica, Fabrizio estaba sin conocimiento, y desde antes, debido a una encelofatia tipo IV, no reconocía a sus seres queridos ni sabía dónde estaba. "Se despertó y reconoció a Natalia, y ella le contó que había sido trasplantado. Pero él no puede hablar mucho porque todavía está con el respirador artificial, y estaba muy dolorido y un poco aturdido", informó a LA GACETA la tía política del joven trasplantado, María de los Ángeles Musumeci. "Pero la evolución es favorable", subrayó María. No obstante, Fabrizio pasará un tiempo prolongado en el Hospital Austral de Pilar, Buenos Aires, donde se encuentra internado. "El hígado que le sacaron pesaba 13,900 kg", comentó asombrada María. "Un órgano tan grande y pesado como ese le afectó el páncreas y los intestinos. Sabemos que lo más difícil ya pasó, pero cuando se recupere del trasplante tiene que empezar a ser tratado de estos otros órganos afectados. Falta mucho para que vuelva a Tucumán", añadió. Fabrizio está con Natalia, el hijo de ambos, Tiago; y con sus padres.

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