La peor pesadilla
Que la violencia explote donde uno se siente más protegido es la peor pesadilla. Ocurre en el hogar, la vereda, el barrio, allí donde juegan los chicos, donde los sueños y las ilusiones se entretejen y se comparten con los de los vecinos.

Eso destrozó este brutal ataque. Los policías, ausentes durante mucho tiempo en el barrio Ampliación Kennedy, aparecieron y soportaron en silencio los comentarios indignados y los rezos de los vecinos.

No explicaron por qué no se termina de implementar en la zona Oeste el Programa Integral de Policía Ciudadana (anunciado hace un mes), pese a los reclamos de las barriadas desoladas y azotadas por asaltantes y arrebatadores; no dijeron por qué los agentes son enviados en masa a ocupar los hospitales para que el Estado zafe en el conflicto con los autoconvocados. No hay explicaciones, excepto que los programas están yendo por detrás de los acontecimientos y no se basan en la prevención. Pero eso no les alcanza a los vecinos, han quedado librados a padecer y rezar.

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