De día vendía panchitos y de noche cuidaba autos

De día vendía panchitos y de noche cuidaba autos

13 Junio 2011
La mirada lo desnuda. Delgado, más bien flacucho -como dirían las mujeres del campo- Ángel Dionisio Ch., a los 23 años, es encargado de una quinta de hortalizas en La Rinconada (Yerba Buena). El joven de los ojos cansados, cuando era pequeño debió trabajar en la calle para poder sobrevivir. Pero con la ayuda de una familia de La Rinconada pudo formarse y mejorar su calidad de vida.

"Apenas tenía seis años cuando empecé a trabajar en el campo. Mi familia es de Cochabamba, Bolivia", contó a LA GACETA.

"Mis padres son del campo, cerca del Chapare, y desde pequeño trabajaron en labores agrícolas. Teníamos cosecha, comida abundante. Para mí era como un paraíso. Pero una inundación nos dejó en la ruina. Perdimos todos los animales y nos quedamos sin nada", describió Angel.

"Dos meses después -continuó- falleció mi hermano mayor. Entonces, yo tenía siete años y mi papá se quedó con mi hermano menor y mi mamá decidió irse con mis dos hermanos mayores. A mí me trajeron a Salta y fui vivir al campo, a Cerrillos, con una tía. Otra vez trabajaba. Me levantaba a las cuatro de la mañana, cuidaba de las vacas, las alimentaba y las llevaba hasta el corral. Después iba a la escuela, y a la vuelta buscaba leña, siempre trabajaba".

Luego de un par de años Ángel se fue de "La Linda". "A los 10 años, mi mamá volvió y me llevó con ella a Buenos Aires", agregó. "Ahí mi hermano mayor -aclaró-, que tenía 12 años, me dijo: ?tenemos que trabajar?. A la mañana vendíamos panchitos y por la noche cuidábamos autos. A los 12 años mi padre me trajo a Tucumán. Y aquí estoy. Pude estudiar la secundaria. Yo sólo les pido a los padres que no descuiden a sus hijos, que los protejan y apoyen. Que los hagan estudiar".

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