El acto de devaluar injustamente a otros

El acto de devaluar injustamente a otros

Tal como hoy entendemos el término, la humillación es un fenómeno relativamente nuevo. Surge como consecuencia emocional, de la que probablemente sea la causa moral más importante de los tiempos modernos: todos los seres humanos nacemos con los mismos derechos e igual dignidad. El ser avergonzado.

LA GACETA / OSCAR FERRONATO LA GACETA / OSCAR FERRONATO
22 Mayo 2011
"La humillación es más dura que los golpes. Son palabras que no se te olvidan. Y más si te las dice una persona a la cual quieres". El concepto de Manuela es elocuente. La mamá de 22 años, víctima de malos tratos, padeció en cuerpo y alma el poder destructivo de esta demoledora acción del ser humano y del sistema que lo contiene.

Al respecto, la licenciada en psicología María Mercedes Sosa explicó que "la palabra humillación se refiere a un acto y a una emoción. Es el acto de devaluar injustamente a un individuo o a un grupo por parte de otros que tienen el poder de conseguirlo".

En ese sentido, el médico psiquiatra Dennis Ríos Obando, destacó que "la humillación es también la emoción que surge cuando la víctima toma conciencia de que dicha devaluación ha tenido lugar. La emoción de la humillación es profundamente dañina para las víctimas, con consecuencias poderosas que aun están por determinarse completamente".

La psiquiatra sueca Evelin Lindner, una de las científicas sociales que estudió con mayor profundidad el fenómeno de la humillación, advierte: "El papel que la humillación está jugando en el desarrollo de algunos de los conflictos más cruentos entre grupos sociales y que derivaron en violencia externa. La humillación, tal como entendemos hoy el término, es un fenómeno relativamente nuevo, que surge como consecuencia emocional de la que probablemente sea la novedad moral más importante de los tiempos modernos: la idea de que todos los seres humanos, independientemente de las diferencias que existan entre nosotros, nacemos con los mismos derechos y con igual dignidad".

Denigración pública

Para la psicóloga Lorena Inés Alarcón, "la humillación es el acto por medio del cual una persona es avergonzada, generalmente en público. Se considera humillación cualquier tipo de acto que denigre públicamente de las creencias de un ser humano, al igual que de su cultura, sexo, raza, religión, forma de pensar, nivel económico, conocimiento, etcétera. Incluso algunas formas de tortura van acompañadas de humillaciones públicas que buscan perjudicar la dignidad del sujeto".

"En ese sentido -continuó la experta- fue humillante ver por estos días al francés Dominique Strauss-Kahn, presidente del Fondo Monetario Internacional (FMI), atadas sus manos con esposas y escoltado por atléticos policías de Manhattan como custodia, al ser arrestado por presunta violación y acoso a una mujer de color. Una dura decepción para demasiados ciudadanos franceses que estaban dispuestos a votarlo en 2012 como sucesor de Nicolás Sarkozy. Aunque una ley sobre presunción de inocencia vigente en Francia prohíbe la difusión de imágenes degradantes de un acusado, la Justicia y la prensa de Estados Unidos no caen en contemplaciones: aunque después de abonar una fianza de un millón de dólares quedó en libertad, no trepidaron en escracharlo".

Desnudos y despojados

En cambio para el ejército británico, según reveló el diario The Guardian, la humillación es la clave del interrogatorio. Los futuros interrogadores militares son adiestrados con técnicas que podrían violar la Convención de Ginebra, de 1949. Los prisioneros deben sufrir humillación, inseguridad, desorientación, ansiedad y miedo. Para ello, ordenan que sean desnudados incluso antes de que se inicie el interrogatorio".

Por su parte, el animador Daniel "La Tota" Santillán denunció que "la obesidad no es un juego" al referirse al programa Cuestión de peso, que se emite por Canal 13 de Buenos Aires. En los últimos días se vio cómo a los participantes del reality se los obliga a entrar en piscinas con fuego, retos interminables, y hasta juegos en los que lanzan inodoros. ¿Diversión o humillación?

La humillación de niños y jóvenes preocupa a la comunidad educativa. "Cuando un docente llama al alumno por un calificativo u apodo abre las puertas al resentimiento, le baja su autoestima y, en el peor de los casos, lo expone a la violencia. Por su parte, los chicos también suelen humillarse entre sí con apodos incisivos. Y la reacción termina en peleas o situaciones graves. Lo malo es que los padres, a menudo, adoptan la mismas actitudes", dijo la docente María Eugenia Muro.

El secretario de Defensa de los Estados Unidos, Robert Gates, en relación con el operativo por el cual mataron al terrorista Osama Bin Laden, manifestó que "si yo estuviera en los zapatos de Pakistán, diría que ya he pagado un precio. He sido humillado. Me di cuenta de que los estadounidenses pueden venir aquí y hacer esto con impunidad".

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