Messi y Ronaldo no cedieron protagonismo

Cada uno marcó un gol en el empate que firmaron Real Madrid y Barcelona.

ADENTRO. Tanto Messi como Ronaldo hicieron sus goles de penal. REUTERS ADENTRO. Tanto Messi como Ronaldo hicieron sus goles de penal. REUTERS
16 Abril 2011
MADRID, España.- Real Madrid y Barcelona empataron hoy 1 a 1 en el primero de los cuatro clásicos que los enfrentará en 18 días y que sirvió para dejar la misma diferencia de ocho puntos a favor de los azulgranas a falta de seis jornadas para el final de la Liga española. El argentino Lionel Messi y el portugués Cristiano Ronaldo, con sendos penales, anotaron para sus equipos, que el miércoles se verán de nuevo las caras en la final de la Copa del rey. 

Messi adelantó a los azulgranas en el minuto 52 tras una acción que supuso la expulsión del defensa blanco Raúl Albiol por derribo a David Villa. Pero el Real Madrid empató en inferioridad con otro penal, más polémico, por la caída de Marcelo ante Dani Alves. 

Pep Guardiola y Jose Mourinho coincidieron en el vestuario elegido. Ambos lucieron traje gris y presumieron de porte junto a la línea de cal, pegados al rectángulo de juego, con las manos en los bolsillos del pantalón. Ahí acabaron los parecidos. 

El técnico azulgrana recuperó al capitán Puyol para la defensa 17 partidos y casi tres meses después de su lesión de rodilla. Eso permitió al entrenador situar a Busquets en el eje del centro del campo junto a Xavi e Iniesta. Un tridente muy diferente al de Mourinho, que quizás tras lo visto (y sufrido) en el Camp Nou en la ida, optó por Pepe, Khedira y Xabi Alonso en el mediocampo. El sacrificado fue el talento de Mesut Özil. 

La consigna era clara: morder, recuperar la pelota y lanzar rápido a los "velocistas", Ronaldo y Angel di María. Transcurrido minuto y medio de partido, el Real Madrid había cometido ya dos faltas. En el '4, primer balón al espacio para la carrera de Ronaldo. En el ocho, el portugués forzó la tarjeta amarilla del lateral Adriano. 

El Barcelona iba a tocar la pelota y el Real, a esperar. La estrategia azulgrana era clara también: riesgo cero en el pase para evitar los contragolpes. Pepe acosaba y Messi bajaba mucho para entrar en contacto con la pelota. Los blancos desconectaron de principio al Barcelona. Pero la posesión del esférico era azulgrana. Nadie se la discutía. Tras casi dos minutos de toque en bucle, Iniesta encontró por arriba a Messi, que en el '18 se plantó ante Casillas en la primera gran ocasión de gol del partido. 

Con estilos diferentes, pero llevados casi a la perfección, ambos se hacían daño mutuamente. Benzema probó a Valdés y Ronaldo se agigantaba en los balones aéreos. En el minuto 26, el Barcelona conectó de nuevo. Messi sirvió a Villa, que tocó la pelota antes que Casillas y cayó. Pidió penal y Piqué vio la tarjeta amarilla por protestar. 

El Barcelona se imponía en la calma y el Real Madrid, en el arrebato, en la velocidad, donde Di María y Ronaldo emergían como protagonistas. En el último minuto del primer periodo, otras dos muestras: una combinación de paredes en la frontal concluyó en un remate de Messi atajado por Casillas tras el acoso de tres defensas. Pocos segundos después, una acción de estrategia en un córner permitió a Ronaldo cabecear solo. ¿Su primer gol al Barcelona en siete partidos? No. Adriano lo salvó bajo palos. 

¿Llegaría en el segundo tiempo? En el minuto 50, falta directa. La bota Ronaldo ¿Ahora? Tampoco. Pelota al poste. Poco después, una jugada que parecía marcar el partido. En el '51, balón largo a Villa. Albiol llega con ventaja, pero mide mal, el delantero azulgrana le gana la posición y el defensa toca con la mano y lo derriba: penal y tarjeta roja. Y sonrisa irónica de Mourinho. 

Messi transformó desde los 11 metros. Tras nueve partidos, su primer gol a un equipo dirigido por Mourinho, el cuarto en el estadio del máximo rival. El Barcelona ponía rumbo a su sexto clásico seguido triunfal, tres en serie en el Santiago Bernabéu. Y estaba a minutos de sentenciar el título de Liga. Todo parecía demasiado fácil. Pero no lo fue. 

En el minuto 57, Özil suplió a Benzema y Keyta a Puyol, que se fue renqueante, pensando ya quizás en la final de la Copa del rey del miércoles en Valencia. El Barcelona iba a tocar y a tocar aprovechando la inferioridad del rival. ¿Y el Real? ¿Levantaría bandera blanca de rendición y guardaría fuerzas para la Copa? Mourinho dio descanso a Di María y a Alonso. Parecía una respuesta afirmativa.

El conjunto local tuvo un par de arrebatos y el Barcelona pudo sentenciar con un remate al larguero de Xavi y una ocasión de Villa, que sigue con la pólvora mojada. El partido se enfrío, pero revivió a diez minutos del final con un polémico penal de Alves sobre Marcelo. Por fin llegaba la oportunidad de Ronaldo. Y ahora sí marcó al Barcelona y empató el partido. Pese a jugar en inferioridad, el Real Madrid sacó toda su furia y aún quiso más. Lo pudo lograr. Los dos firmaron definitivamente las tablas. Hasta el miércoles en la final de Copa. Allí sí deberá ganar uno de los dos. (DPA)

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