EL MAR COMO TUMBA. El dibujo de Ricardo Saravia reconstruye el momento en que el cadáver de Moreno era arrojado a las olas, el 4 de marzo de 1811 a las cinco de la tarde. LA GACETA / ARCHIVO
Hoy se cumplen dos siglos de la muerte del doctor Mariano Moreno, el fogoso secretario de la Primera Junta. Como se sabe, fue enviado en misión diplomática a Londres y falleció -algunos dicen que envenenado- al amanecer del 4 de marzo de 1811, cuando su barco iba en los 28º 27?. A las cinco de la tarde, el cadáver fue arrojado al mar.
No es muy conocido (aunque esta columna trató el tema en LA GACETA del 23 de abril de 1999) que Moreno estuvo en nuestra ciudad dos veces, en 1799 y en 1805. La primera, cuando viajaba rumbo a la Universidad de Chuquisaca, y la segunda al regresar de allí con su título, ya casado.
Fue en la primera ocasión que se enfermó gravemente. Su hermano Manuel lo narra en "Vida y memorias del Dr. D. Mariano Moreno", libro editado en Londres en 1812. Cuenta que Mariano "aún no había llegado a la mitad de su jornada, cuando en Tucumán fue atacado de un cruel reumatismo, que le impidió el uso de todos sus miembros y lo tuvo postrado por más de quince días en cama".
En Tucumán, afirma, no había médicos, salvo "uno o dos charlatanes", y Mariano se recuperó debido "a una casualidad o a un esfuerzo de la misma naturaleza". Un día, desesperado de sed y porque nadie atendía sus llamados, hizo un esfuerzo y alcanzó una vasija, cuyo contenido se le derramó sobre el cuerpo antes de que pudiera beberlo.
"Yo no sabré explicar físicamente este fenómeno, o acaso no estoy muy seguro en atribuir a este baño la súbita cura de su mal. Pero el hecho es que, aunque el doliente sufrió por lo pronto una conmoción extraña en su máquina, antes de catorce horas estuvo en pleno ejercicio de las funciones de sus miembros", asegura Manuel. Tres o cuatro días más tarde, continuó su viaje al Alto Perú.
No es muy conocido (aunque esta columna trató el tema en LA GACETA del 23 de abril de 1999) que Moreno estuvo en nuestra ciudad dos veces, en 1799 y en 1805. La primera, cuando viajaba rumbo a la Universidad de Chuquisaca, y la segunda al regresar de allí con su título, ya casado.
Fue en la primera ocasión que se enfermó gravemente. Su hermano Manuel lo narra en "Vida y memorias del Dr. D. Mariano Moreno", libro editado en Londres en 1812. Cuenta que Mariano "aún no había llegado a la mitad de su jornada, cuando en Tucumán fue atacado de un cruel reumatismo, que le impidió el uso de todos sus miembros y lo tuvo postrado por más de quince días en cama".
En Tucumán, afirma, no había médicos, salvo "uno o dos charlatanes", y Mariano se recuperó debido "a una casualidad o a un esfuerzo de la misma naturaleza". Un día, desesperado de sed y porque nadie atendía sus llamados, hizo un esfuerzo y alcanzó una vasija, cuyo contenido se le derramó sobre el cuerpo antes de que pudiera beberlo.
"Yo no sabré explicar físicamente este fenómeno, o acaso no estoy muy seguro en atribuir a este baño la súbita cura de su mal. Pero el hecho es que, aunque el doliente sufrió por lo pronto una conmoción extraña en su máquina, antes de catorce horas estuvo en pleno ejercicio de las funciones de sus miembros", asegura Manuel. Tres o cuatro días más tarde, continuó su viaje al Alto Perú.








