Mauro Amato: Su corazón nunca se irá de Atlético

Mauro Amato: Su corazón nunca se irá de Atlético

El clásico de septiembre del 99 fue todo suyo

ÍDOLO. Amato fue uno de los grandes íconos de Atlético en los clásicos de la B Nacional. ARCHIVO LA GACETA ÍDOLO. Amato fue uno de los grandes íconos de Atlético en los clásicos de la "B" Nacional. ARCHIVO LA GACETA
27 Octubre 2010
Lejos de la gran ciudad y de la montaña rusa llamada fútbol, Mauro Amato asegura que no extraña ninguno de los dos entornos. Ahora -afirma- es feliz viviendo lejos del ruido y de las presiones de un deporte no apto para cardíacos. "No extraño nada; me enganché jugando los fines de semana con los amigos y lo disfruto de esa manera. No me tienta meterme de lleno en ese tipo de situaciones", destaca el ex "decano", un ídolo para la mayoría de los seguidores de Atlético.

Su hazaña, aquel 9 de septiembre de 1999, quedó pegada para siempre en el imaginario de 25 de Mayo y Chile. Esa tarde de clásico en La Ciudadela, el platense fue el gran verdugo del enemigo de siempre y, además, quebró una racha de 10 años sin victorias en Bolívar y Pellegrini.

"Uy, sí, fue hermoso aquel día. Nunca lo voy a olvidar. Tampoco podría hacerlo. Todos los años me llaman amigos de Tucumán para saludarme por los dos goles que hice", recuerda entre risas Amato, autor del 3 a 2 cuando el partido concluía.

"Recuerdo bien los dos goles. El primero fue de una pelota que quedó picando. El segundo llegó de un centro de ?Saavedrita? (Raúl). Me desmarqué y, de ahí en adelante, empecé a disfrutar. En una milésima de segundo tuve que definir ante la salida de Quiñones. Cuando vi que la pelota entraba no podía creerlo. Fue el día más feliz de mi vida como futbolista", se emociona el ahora artesano, quien comparte esta nueva vida con Eneas, su hijo, y Cecilia, su esposa.

"La última vez que viajé a Tucumán fue para los 105 años del club. Eneas, que nació allá, pudo sentir lo que yo como jugador. Fue emocionante", agradece el cariño del pueblo "decano".

Lejos de molestarle el título de "persona no grata" en el "santo", el ex mediapunta, dueño de una foja de 19 conquistas con los colores de su pasión, reconoce: "uno quiere ganar el clásico como sea, no importa cómo", respira y vuelve a la carga. "Después del partido se me mezclaron muchas cosas; fue la primera vez en mi vida que me emocioné, que lloré en un cancha de fútbol. La vida de todo el grupo cambió para siempre", se emociona Mauro, y se despide con un hasta pronto.

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