Cómo hacerse amigo del jazz desde la chacarera doble

Nueve temas, entre propios y standards, contiene el primer disco de Pancho Trejo Trío, que fue grabado en el San Martín. Allí presentaron el material.

EL TRIO EN ACCION. Pancho Trejo al piano, Bernardo Efrón en contrabajo y Alejandro Ferrera en batería vibran en la misma longitud de onda. EL TRIO EN ACCION. Pancho Trejo al piano, Bernardo Efrón en contrabajo y Alejandro Ferrera en batería vibran en la misma longitud de onda.
22 Julio 2010
Era martes a la noche y Día del Amigo. Pancho Trejo y su trío había invitado a escuchar los temas de su primer disco en el Teatro San Martín, y el público y los amigos se demoraron unos minutos, pero llegaron. La calefacción se hizo sentir al entrar en la platea, que albergaba a toda la concurrencia. El escenario, sobrio fondo de terciopelo azul, y la homogénea tonalidad amarilla con toques azules de las luces resuelven la calidez.

Unos aires de chacarera traen All Blues, que Miles Davis compuso en 1964. Inevitable no entrar en comunión marcando el ritmo con los pies, o aunque sólo fuese con el índice y el mayor en el apoyabrazos de la butaca.

Los músicos, convenientemente ubicados: el piano, abierto hacia la platea, para apreciar la digitación del líder, Trejo, en devota entrega hacia el instrumento. Bernardo Efrón, en el contrabajo, al centro, de estoica verticalidad, muy atento y sobre todo, como buen músico de formación clásica, a la partitura. En tanto el eficaz Alejandro Ferrera, en la batería, dando su lado izquierdo a la platea, tocando con el cuerpo pero sobre todo, con el rostro.

El segundo tema, Blue Green -tan Evans pero firmado por Davis- hace percibir un reflector azul que, desde el cielito, sume a la platea en una perfecta luz de luna. "Caravana", de Tizol, viene a cambiar el clima con su introducción de aires orientales y un potente solo de batería. Entonces es el turno de las musas del folclore que, unidas a las del jazz, inspiraron la "Chacarera libre" y, bajo la forma de chacarera doble permite que su autor, Pancho Trejo, se exprese a sus anchas. El espíriru de Coltrane se presenta con el solo de piano de Impressions. En Saint Thomas, de Rollings, unas suaves luces blancas contribuyen al brillo del solo de contrabajo. Satin Doll es un viaje placentero a conocer la muñeca de satén, de Ellington, que sorprende con un petit vals y un shockeante final. De despedida, el gran Miles provee Solar, y un aire frío se cuela en la platea y presagia el final. Pero no, el público pide calor y no quiere irse, entonces Bolling viene de bis. Y como para no querer irse más, llega el tren A que Billy Strayhorn mandó tomar, y que Ellington hizo su emblema. Arranca lentamente, toca la sirena, acelera y pone al público en la vía, para que flote la ilusión de haber celebrado el Día del Amigo en el glorioso Blue Note.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios