La compañía es clave en el parto humanizado

La ley 25.929 -sancionada pero no reglamentada- reconoce este derecho, pero no hay condiciones para un cumplimiento garantizado. La embarazada debería tener un apoyo -su pareja u otra mujer- en ese momento de gran exigencia física y emocional.

PROBLEMA. En los partos en salas múltiples, si los hombres acompañaran a sus parejas se vulneraría el derecho a la privacidad de otras parturientas. PROBLEMA. En los partos en salas múltiples, si los hombres acompañaran a sus parejas se vulneraría el derecho a la privacidad de otras parturientas.
07 Junio 2010
Una creciente prevalencia de cesáreas, la posición acostada -cuando hay otras marcadamente más beneficiosas para parir-, la falta de una compañía en la maternidad y su contrapartida, la falta de privacidad cuando se da en salas comunes, son algunos de los fenómenos sociales que dificultan hoy la garantía de un parto más humanizado.

Uno de los aspectos centrales en el que hacen hincapié los profesionales de la salud que impulsan el "parto respetado" es el de la posibilidad de que la mujer en situación de parto siempre pueda estar acompañada en esa circunstancia de gran exigencia física y emocional por la persona que ella elija para proveerle apoyo emocional: "está ampliamente demostrado que el sólo hecho de tener una compañía durante el trabajo de parto produce efectos beneficiosos, y esto es algo que en los hospitales públicos de nuestro país, o al menos en los de la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, que es lo que nosotros específicamente conocemos, no se está aplicando como se dice", destaca el doctor Fernando Althabe, director del departamento de Investigación en Salud de la Madre y el Niño del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS).

En la Argentina, la llamada Ley de Parto Humanizado -Nº 25.929- está sancionada, pero no reglamentada, lo cual es un obstáculo para su aplicación. De modo que el parto humanizado es un derecho claramente reconocido, pero no hay condiciones para que su cumplimiento sea garantizado a todas por igual.

Existen leyes sanitarias cuya implementación requiere una importante suma de recursos, pero según Althabe, no es este el caso, ya que para hacer efectivo el acompañamiento en el parto, por parte del sistema de salud, "sólo se necesita que haya una silla al lado de la mujer que va a parir". Uno de los razonables argumentos frecuentes en las maternidades en las que no se permite el ingreso de ningún acompañante, es que muchas veces los partos se dan en salas múltiples, donde no hay privacidad y se vulneraría el derecho de las demás parturientas si hubiera hombres acompañando a sus parejas en cada parto. "No tiene que ser necesariamente un hombre el acompañante, y de hecho muchas veces son otras mujeres las que acompañan en el trabajo de parto (una amiga o una familiar)".

"Obviamente, la posibilidad de que dejen las salas comunes y que haya mayor privacidad permitiría que la pareja masculina pueda acompañar en el parto y eso sería todavía mejor -aclara-, pero eso no es necesario como requerimiento mínimo".

En cuanto a este tema, Althabe se refiere a datos ya conocidos: "el problema es que hay demasiadas cesáreas, lo cual no es algo que suceda solamente en la Argentina sino también en toda Latinoamérica, y de alguna manera también en muchos otros países".

En el sector privado

Esta tendencia no tendría tanto que ver con la falta de recursos económicos de los centros de salud, a no ser que se hable del tiempo de atención de que disponen los médicos. De hecho, es una cuestión que se observa de manera bastante pronunciada en el sector de salud privado, donde "más del 50% de los nacimientos ocurren por cesárea", según apunta el entrevistado.

Las razones de esta tendencia son múltiples: "entre los motivos relevantes que escuchamos por parte de los profesionales -explicó Althabe, en referencia al recientemente presentado Estudio Latinoamericano de Cesáreas, basado en una encuesta realizada a 3.612 mujeres post-cesárea y a 602 médicos obstetras de Argentina, Brasil, Cuba, Guatemala y México-, uno es que las mujeres no estaban precapacitadas para tener un parto, o que ellas mismas pedían que se les realizara una cesárea, o bien que era más cómodo para los propios profesionales poder organizar mejor los horarios". Una operación cesárea puede ser programada con anticipación de días y, salvo eventuales complicaciones, ser más acotada en tiempo que un parto natural.

Un imperativo clave sería, desde este punto de vista, promover la participación de la embarazada en las decisiones sobre cómo se preparará la venida del bebé.

La posición en el parto

La única razón por la que persiste el hábito hospitalario de hacer parir a las embarazadas en posición acostada son las camillas existentes, que no permiten otra posibilidad. "Es una cuestión casi inercial, porque la posición que sin duda le resulta más cómoda a la mujer es semisentada", puntualizó el especialista.

"No hay una forma de parir que pueda ser considerada la correcta. En algunos lugares, por ejemplo, se promueve el parto en cuclillas. Pero hay una posición que debería tratar de abolirse, que es la posición de litotomía, la clásica posición ginecológica", destacó Althabe. Hay unos 13 estudios de investigación cuyos resultados muestran los beneficios del acompañamiento en el parto. "Hay una gran cantidad de beneficios y ningún perjuicio", sostiene el especialista.

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