La pelea entre querellantes signó la jornada

La pelea entre querellantes signó la jornada

Polémica por declaraciones de un testigo. La letrada Figueroa acusó de mitómano al periodista Jorge Delgado. El abogado Mendivil dijo que ella se cree dueña de la verdad.

BANQUILLO. Albornoz presencia la audiencia en la que fue mencionado. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO BANQUILLO. Albornoz presencia la audiencia en la que fue mencionado. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO
16 Abril 2010
Las diferencias de estrategia entre los querellantes Laura Figueroa y Daniel Mendivil hicieron explosión en público. El miércoles disintieron sobre la posibilidad de que se cite como testigos a policías imputados de delitos en otras causas en trámite (el Tribunal Oral en lo Criminal Federal rechazó la convocatoria, en respeto del derecho de defensa), y ayer volvieron a cruzarse duramente en toda la sesión referida al funcionamiento de un centro clandestino de detención en la ex Jefatura de Policía.

Al comienzo de la audiencia, Mendivil se diferenció de la abogada al cuestionar su modo de litigar, mientras que Figueroa lo desconoció como abogado comprometido con los derechos humanos. "Todo esto sólo sirve para las notas de LA GACETA", ironizó la querellante.

Todo se agravó en el transcurso de los debates, hasta tal punto que Figueroa impugnó por falso testimonio la declaración del periodista Jorge Delgado, presentado por Mendivil en la causa por la desaparición de Diana Oesterheld y Raúl Araldi. "No fue testigo directo de ningún hecho, no dijo la verdad y ha fantaseado. Muchos militantes están indignados de escuchar a un mitómano que tenía 19 años al momento de los hechos. Es muy grave que se distorsione la verdad sobre hechos muy dolorosos para todos", aseveró la abogada.

Mendivil la refutó. "Es una constante la falta de respeto de Figueroa tanto a las partes como a los testigos. Ella juzga a todos", contestó.

Oesterheld fue secuestrada de su casa de Frías Silva 231 en julio de 1976, cuando estaba embarazada de entre seis y ocho meses. Su esposo fue desaparecido al año siguiente. El hijo del matrimonio, Fernando Araldi, tenía un año y siete meses al momento del secuestro de su madre y estaba con ella: fue dejado en la Sala Cuna por efectivos policiales, según el expediente judicial. De allí lo retiraron sus abuelos paternos.

Pesquisa periodística
En el testimonio de la polémica, Delgado afirmó haber conocido a la pareja en diciembre del 75, cuando los presentó Eduardo Ramos (periodista de Canal 10, también desaparecido), lo que también fue puesto en duda por Figueroa. "Ellos tenían militancia en Montoneros, y su contacto era María Teresa Sánchez, conocida como Mori, pese a que ya se había alejado de esa agrupación", sostuvo la letrada.

"Realicé numerosas investigaciones periodísticas para medios nacionales e internacionales sobre violaciones a los derechos humanos y, en un momento, me centré en el tema de los bienes robados porque no estaban amparados por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Sufrí amenazas por mi actividad e incluso me quisieron detener una noche, y logré evitarlo gracias al entonces vicegobernador Fernando Juri", recordó Delgado.

El testigo aseguró que los trámites para la recuperación de Fernando Araldi fueron realizados por el actual vocero del Episcopado, monseñor Jorge Oesterheld, a quien identificó como tío de la joven desaparecida. Confirmó que, a partir de lo que pudo reconstruir en entrevistas con vecinos, la casa fue ocupada por efectivos de la Policía, entre los que mencionó a Roberto Albornoz. Entre sus contactos, identificó a Julio Marini (hijo del propietario original del inmueble, Onésimo Marini, que hoy la habita por orden judicial) y a Federico Storni.

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