Se cierran las puertas laborales en España

Se cierran las puertas laborales en España

Conseguir un puesto de trabajo en España puede demandarle a un extranjero hasta más de un año y medio de búsqueda. La crisis financiera global ha golpeado con fuerza a la "Madre Patria" y los argentinos -en general- y los tucumanos -en particular- que residen en ese país cuentan sus experiencias para pelearle, día tras día, a la adversidad económica.

14 Marzo 2010
En el imaginario social argentino aún retumba el viejo axioma de que irse a España es una buena elección para desarrollar una carrera laboral. Sin embargo, desde que hace dos años se desatara la gran crisis financiera internacional, la economía de la "Madre Patria" ha sido una de las más golpeadas por la debacle global. Y el mayor golpe, también sustentado por la ruptura de la burbuja inmobiliaria española, se evidenció en el mercado de trabajo, con la destrucción de miles de puestos y de las ilusiones de extranjeros que iban a buscar su oportunidad de progreso. La tasa de desempleo (llamada por los españoles 'de paro') ha crecido a niveles cercanos al 20%, casi el doble de lo que mide el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) para el caso argentino. Aún más, las puertas a las pocas oportunidades laborales se han cerrado para los extranjeros. Los argentinos que se establecieron allende el oceáno Atlántico cuentan a LA GACETA que debieron cambiar su estándar de vida y hasta pugnan por sobrevivir con una alicaída nómina (el salario), limpia de horas extras y otros beneficios adicionales que se gozaban hasta antes de la crisis. Las oficinas de empleo españolas amanecen colmadas de cientos de desocupados locales y foráneos, muchos de los cuales pegan la vuelta por la falta de oportunidades.
"Me he quedado con una nómina limpia -sin extras- de alrededor de 1.100 euros y con eso apenas puedo sustentar a mi familia. Sin embargo, la peleo para que mis hijos tengan la oportunidad de crecer y de desarrollarse en este país", comenta a LA GACETA Walter Juan José Andrés, un "Tucumano en el mundo" que hace siete años se instaló en Mallorca, en busca del deseado desarrollo laboral en tierras españolas. Mucho más tiempo de residencia en ese país tiene Marcela Mulé Gatto, una psicóloga organizacional que nació en la Argentina pero que se radicó en Barcelona, ciudad en la que instaló su consultora. Según la experta, salvo el caso de los médicos, ni siquiera el título es una garantía para consolidarse laboralmente en España. Mulé recuerda que, antes que se desatara la crisis, el tiempo promedio para conseguir un empleo era de cinco meses. "Las nuevas mediciones han proyectado que para lograr insertarse en el mercado de trabajo puede demandar hasta más de un año y medio de búsqueda del puesto", puntualiza la docente universitaria.
Está claro que los relatos recogidos de los argentinos que viven en España no representan la situación de todos los residentes, muchos de los cuales han logrado ser exitosos en sus trabajos y otros han constituido una familia, con auto y casa propios. Lo que sí es cierto es que hoy en la península las cosas cambiaron radicalmente: conseguir un empleo, ganar un sueldo satisfactorio y progresar no es una tarea fácil como llegó a ocurrir hace apenas tres o cuatro años. Y el futuro, para colmo, es sombrío, como relata desde Madrid el periodista de LA GACETA, Juan José Domínguez.

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