Ponderan la calidad de los edificios de la ciudad de Salta

Ponderan la calidad de los edificios de la ciudad de Salta

"Los sismos son la prueba de fuego para los calculistas", dice el ingeniero José García.

07 Marzo 2010
Si bien los salteños se llevaron un buen susto, el temblor del último sábado de febrero, que alcanzó los 6.1 grados en la escala de Richter, apenas generó una grieta en edificios muy antiguos de la capital. "Los sismos son la prueba de fuego para los calculistas. Al menos en esta oportunidad, las construcciones se comportaron bastante bien", evalúa telefónicamente el ingeniero José Luis García, revisor de normas sismorresistentes del Consejo Profesional de Agrimensores, Ingenieros y Profesiones Afines (Copaipa) de Salta.

Los municipios de la provincia vecina controlan que los planos de las estructuras de las obras públicas y privadas cumplan la reglamentación sismorresistente por medio del Copaipa: el especialista a cargo de esa función accede al puesto por concurso público.

"La tarea de prevención es estricta porque una fracción de Salta está ubicada en una zona de elevado riesgo sísmico", explica García a LA GACETA. Y añade: "Tucumán tiene un riesgo leve, pero no puede confiarse. Nuestros temblores suelen repercutir allí".

Verificación profunda
El Copaipa revisa el cálculo de estructuras tanto de la obra pública como de la privada. "Comprobamos que se cumplan las condiciones previstas en el reglamento elaborado por el Instituto Nacional de Prevención Sísmica-Centro de Investigación de los Reglamentos Nacionales de Seguridad para Obras Civiles (Cirsoc). Controlamos, por ejemplo, que el profesional haga las operaciones con el coeficiente correcto, y las previsiones de hierro y de vigas", apuntó García. El visto bueno del Copaipa se agota en el análisis previo al comienzo de la obra: el control de la ejecución corre por cuenta del municipio correspondiente.

El ingeniero asegura que la provincia ha decidido perfeccionar el plan de emergencia para catástrofes. "Hay que trabajar para agilizar la evacuación y el rescate", especifica. García confiesa que el movimiento telúrico del 27 de febrero -ocasionó al menos dos muertes- tuvo una intensidad impactante: "vimos muebles y objetos desplazados por el temblor. El sobresalto debe ayudarnos a estar mejor preparados la próxima vez".

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