07 Enero 2010 Seguir en 

LLUVIA DE ROSAS. El cortejo fúnebre avanzó lentamente a causa de la multitud que pugnaba por tocar el coche. DYN

BUENOS AIRES.- Congoja, fervor y emoción tiñeron las calles del conurbano bonaerense en el definitivo adiós a Sandro, que ayer fue enterrado en el cementerio Gloriam de Longchamps.
El último viaje del ídolo rumbo a la morada definitiva fue una elocuente prueba de afecto y estuvo acompañado por una lluvia de rosas rojas. Casi 100.000 personas, haciendo frente al inclemente calor de la tarde porteña, pugnaron por tocar el coche fúnebre, que avanzó lentamente hasta el camposanto, donde no pudo entrar la prensa. Allí, Sandro fue despedido en la intimidad por sus familiares y amigos, sin flashes ni cámaras, como él hubiera querido. (Télam-Especial)