Un viejo refrán es recordado con frecuencia por los investigadores: "el delincuente siempre vuelve a la escena del crimen". Pero ayer, un delincuente se tomó demasiado en serio esta sentencia y protagonizó un hecho insólito. Durante la madrugada, entró a robar en una casa de avenida Mitre al 400, pero el dueño lo descubrió y lo echó. Horas después, cerca del mediodía, el joven volvió a ingresar a la vivienda, pero esta vez fue descubierto por la empleada doméstica. "Fue el susto más grande que pasé en mi vida. Por suerte se me prendió la lamparita y resolví bien la situación. Pero todavía no entiendo cómo puede ser que haya querido robarnos dos veces en el mismo día. ¿En qué cabeza cabe?", se preguntó Yolanda Sosa, de 59 años, quien vive en la propiedad.
El muchacho fue atrapado por el dueño de casa, Humberto Domingo Ardissono, de 74 años, y por su sobrino, Julio César Medina, de 37. La Policía lo arrestó y el delincuente quedó detenido.
Cerca de las 2, Ardissono estaba acostado en el dormitorio principal de su casa, ubicada en avenida Mitre al 400. Es una propiedad que tiene muchas habitaciones; en una de ellas dormía Sosa. El fondo de la vivienda colinda con un terreno baldío, y todo indica que el ladrón ingresó por allí, luego de trepar la tapia.
Según relató Sosa, el delincuente entró a un cuarto que está en la parte trasera de la propiedad, donde ella guarda sus pertenencias. "Hizo un despiole total. Dio vuelta todo. Tenía lista una caja donde llevaba varias zapatillas, sábanas, colchas y otras cosas. Pero parece que buscaba cosas de más valor y trató de meterse a la casa", relató la mujer a LA GACETA.
Como la puerta trasera estaba con llave, el delincuente rompió un ventiluz y la abrió.
Ardissono y Sosa escucharon los ruidos y se levantaron. El hombre caminó hacia ese lugar y se encontró de frente con el muchacho. La mujer se quedó en su habitación, y escuchó el siguiente diálogo.
- ¿Quién sos? ¿Qué hacés acá?-, preguntó asustado el dueño de casa.
- No, nada. Pasa que me vienen persiguiendo y me metí acá porque no sabía qué hacer. Por favor, ayúdeme-, le contestó el ladrón. Ardissono se dio cuenta de inmediato de que le estaba mintiendo.
- Bueno, mirá, yo no llamo a la Policía si te vas, porque acá no podés estar-, le dijo. Lo acompañó hasta la puerta de entrada y el ladrón se marchó.
Asustados
Ardissono y Sosa se quedaron despiertos algunas horas. Cuando se recuperaron del susto, volvieron a dormirse.
Se levantaron otra vez cerca de las 10. El hombre desayunó, tomó las medidas del vidrio roto y fue a encargar uno nuevo. La mujer se quedó sola en casa. "Me dolía la cabeza y fui al cuarto del fondo a buscar una aspirina. Abrí la puerta y me lo encontré al chico de frente. Casi se me para el corazón", relató Sosa.
"¿Qué hacés acá?", le preguntó la mujer al delincuente. "Nada, estaba durmiendo. No tengo dónde ir", le respondió él. Sosa reconoció su voz de inmediato. "Mentira, vos sos el que estuvo acá anoche", le dijo. "No, señora, en serio", retrucó él. Tenía una mochila al hombro y dos "puntas" en las manos. La mujer pensó rápido. "Bueno, hagamos una cosa. Vamos acá al lado y te presento a una persona que necesita contratar un chico", le propuso. El joven aceptó.
Sin embargo, a los pocos segundos, el muchacho salió corriendo de la casa, trepando otra vez la tapia del fondo. En ese momento llegaron Ardissono y Medina; ambos persiguieron al delincuente y lo redujeron hasta que llegó personal de Patrulla Motorizada, al mando del comisario Luis Mansilla. "El joven tenía en su poder pertenencias de una de las víctimas, por lo que quedó aprehendido", indicó.
El sospechoso, de 19 años, quedó a disposición de la fiscala Adriana Giannoni. Según fuentes policiales, el muchacho tiene antecedentes. Y vive a dos cuadras de la casa de Ardissono.