Eramos felices y no lo sabíamos

Eramos felices y no lo sabíamos

Rodolfo Braceli - Periodista, poeta y novelista.

05 Octubre 2009
Entonces estábamos todos? Mi encuentro con la Negra fue "causado" por Mendoza. Nos conocimos en 1958. Mercedes llegaba, casada con Oscar Matus. Tenía una cinturita de avispa, era muy coqueta. Cuando escribí su biografia descubrí que el embarazo de la Negra fue simultáneo al embarazo del Nuevo Cancionero: uno duró nueve meses y el otro duró cinco años. El vino flameaba en el paladar del aire. Ella ingresaba a un mundo de escritores, músicos, pintores, intelectuales (Alonso, Codina, Bustelo, Marianetti, Tejada). Esponja, todo la deslumbraba. Se soñaba a raja cincha y se creaba. Se creaba porque se soñaba. La biografía se fue haciendo mientras vivíamos.  Yo no imaginaba que la noche del Colón en el 72 sería un capítulo. No imaginaba que las terribles noches de Mercedes cantando en el Estrellas, amenazada por la Triple A sería otro capítulo. Con Mercedes compartimos muertes y nacimientos, comidas, lágrimas y brindis. Más que una biografía sistemática, este libro (Braceli escribió una biografía titulada "Mercedes Sosa, La Negra") se tejió con la memoria del corazón. Una biografía en voz alta sobre una vida signada por una paradoja. La Negra, mientras más desgarramiento y dolor y soledad padecía en lo personal, más ovaciones, más fama cosechaba en lo artístico. Pero ecuménica, venerada, Mercedes Sosa siempre vuelve a aquellos días en Mendoza, cuando se hizo mujer, y como cantante rompió el cascarón. Entonces estábamos todos, éramos felices y no lo sabíamos.

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