Noé Andrade realiza cinco funciones de viernes a domingos, más sus respectivos ensayos todos los días restantes; trabaja en tres puestas que son absolutamente diferentes: "pasando de la más alta complejidad técnica y de infraestructura con La Vorágine, hasta un abordaje de estilo disímil con el Teatro Estable, también con un importante despliegue en otra escala", precisa cuando LA GACETA le pregunta. Y desde ya debe aclararse que, además, Andrade dirige y co dirige dos de las obras que se ponen en La Gloriosa: "Periplo- cartas al infinito" y "Papel, papel". Fundadora junto a Pablo Gigena del grupo La Vorágine, y responsable de la sala de barrio sur, la actriz, bailarina y coreógrafa, corre por las paredes todos los sábados atada en los arneses, y se desplaza casi como acróbata en una gran estructura esférica. "Es la segunda vez que te aplaudo en menos de un día", le dijo una señora adulta en la función del sábado pasado en San Luis 836. Había pasado que la espectadora la había visto en "La ópera de dos centavos" la noche del viernes y ahora asistía a "Periplo- cartas al infinito".
Andrade señala que no le pasó confundirse de obra, pero sí, "medio en broma, medio en serio, a veces pregunto y me pregunto en el ensayo de cuál estoy".
-¿Cómo son tus días de trabajo?
-El viernes comienza temprano con actividades de seminarios en La Gloriosa, seguidamente a la siesta con ensayo de "Papel, papel" con La Vorágine, e inmediatamente salgo a función de "La ópera de dos centavos". El sábado paso de una función de "Periplo- cartas al infinito" y corro a la ópera que comienza a las 22. El domingo comienzo con "Papel, papel", a las 18, y nuevamente al San Martín. Cuando termine esta última, en poco tiempo más ya estará saliendo la próxima puesta del Teatro Estable y la nueva producción de La Vorágine, por lo tanto ese trajín, pero con otros colores, seguirá existiendo.
-¿Te pasó en otras temporadas?
-Me pasó en muchas otras ocasiones de trabajar en más de dos puestas en el mismo día y la experiencia es intensa. Por lo general, y en plena temporada o sea todo el año, corro de La Gloriosa al Teatro Estable y viceversa. Mi vida se caracteriza por tener una maravillosa suerte de maratón constante. Esta experiencia no se parece a nada y personalmente lo considero como uno de los mejores procesos de entrenamiento actoral.
-¿Cómo afrontás estos desafíos?
-Sí o sí tenés que estar preparado para resolver cualquier contratiempo entre una y otra función, por ejemplo; también tener la capacidad técnica de desprenderse de cierto estado y abordar otro, en el caso de interpretar personajes trascendentes con un determinado trabajo de compromiso interno. (Hace un par de años aprendí que depende del director puede haber personajes grandes y pequeños, cortos o largos, más y menos importantes con todo lo que ello implica, a diferencia de tu propio espacio de creación donde cada minúscula parte se valora de igual manera y no hay un mercadeo del ego); por lo tanto trabajás de esa forma adonde quieras que vayas. Regulo la energía, pero la entrega es absoluta. En cada función, la concentración, sin duda, es fundamental.