La concentración y la diferencia entre lo lícito y lo peligroso

La concentración y la diferencia entre lo lícito y lo peligroso

Análisis. Por Hugo E. Grimaldi, columnista de DYN.

24 Junio 2009

BUENOS AIRES.- Las elecciones nunca estarán resueltas hasta que no se cuente el último voto. La única verdad será la realidad. Por eso es más que lícito que un grupo de ciudadanos que apoya al oficialismo haya decidido concentrarse pacíficamente en la plaza de Mayo, a partir de las seis de la tarde del domingo, para seguir el escrutinio, han dicho, en "medio de una asamblea de discusión" y a través de pantallas gigantes que sintonizarán "canales confiables". Aluden así a lo que ellos estiman podría ser una acción deliberada de algunos medios para instalar la sensación de que están ganando los que luego no van a ganar y propiciar un "cacerolazo destituyente" y, por lo tanto, sugieren que ocupar la Plaza es un modo de abortar ese destino para tan ominosa acción. En principio, dicha presunción no deja de tener un tono de amedrentamiento hacia la libertad de prensa. Esta vez, el kirchnerismo quiere palpitar desde la calle cuál será el resultado de los comicios que, hasta ahora, en la previa de los sondeos, los presentan como perdedores en la Capital Federal, Córdoba, Santa Fe y Mendoza, mientras que todo indica que, fatalmente, se reducirán las bancas del oficialismo en ambas cámaras legislativas. Precisamente, si los nervios suben y suben en la madrugada del 29 y se impone en el fragor asambleístico de la Plaza un discurso de barricada del estilo de "ellos o nosotros", allí puede estar la diferencia entre lo que es lícito y lo que puede convertirse en peligroso.

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