Muchos se quejaron por las estrictas medidas de seguridad

Muchos se quejaron por las estrictas medidas de seguridad

Frustrada espera en la parroquia de Yaundé. Un vehículo con vidrios opacos.

19 Marzo 2009

AUNDE.- Varias horas de espera bajo un sol ardiente fueron vanas para los cientos de cameruneses que aguardaron ayer a Benedicto XVI en la puerta de una parroquia de Yaundé. Tuvieron que contentarse con la visión de un coche con cristales opacos. “¡Nos lo escondieron en un coche con cristales ahumados!”, se quejaba Arcel Tatiefang, un artesano que había llegado caminando hasta la parroquia del Cristo Rey de Tsinga, en el norte de Yaundé. Sólo pudo ver cómo se alejaba del lugar el papamóvil blindado.
Bony Haba, un comerciante que se define un auténtico tsingois, o sea, habitante del barrio de Tsinga, también reclamó. “¡No es posible. El Papa viene aquí y no lo podemos ver. Esto quiere decir que tenemos que ir a Roma para verlo, ¿no?” Pensaba que iba a tener la oportunidad de verlo en la parroquia de su barrio, donde el Pontífice se reunió con los obispos cameruneses.
Mientras, en la puerta del templo, Marthe, una anciana que vestía una gastada túnica azul con la imagen del papa Juan Pablo II, explicaba en medio de la muchedumbre que había ido para ver al Santo Padre y, quizás, recibir su bendición.
Los presentes se protegían de los rayos del sol con pancartas, periódicos o trozos de tela comprados a vendedores ambulantes, bajo la mirada de los militares de elite desplegados en los techos de los edificios adyacentes.

Las barreras
De pronto, alrededor del mediodía, se oyeron silbatos. Una nube de periodistas salió corriendo de la parroquia. “¡El Papa va a salir; pongan las barreras!”, ordenó un militar. Aparecieron policías en moto y un vehículo blanco policial seguido por otros con cristales ahumados y los autos del servicio de socorro. Todo en medio de sirenas ululantes. A mediodía, el último vehículo del cortejo papal abandonó el lugar. Las fuerzas de seguridad levantaron las barreras y la multitud empezó a dispersarse.
Benedicto XVI tiene previsto oficiar hoy una misa al aire libre, y luego reunirse con líderes musulmanes. Mañana partirá hacia Luanda, capital de Angola. “Esperemos que al menos los angoleños puedan verlo”, dijo caústicamente un feligrés. (AFP-NA)

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