"Yo soy un hombre honesto, no vendo ?paco?"

"Yo soy un hombre honesto, no vendo ?paco?"

La Policía allanó dos inmuebles en la Costanera, en el marco de la investigación del robo de un celular, que habría sido cambiado por droga.

MOLESTO. Hugo “Ordóñez” Tévez, de remera blanca, es sindicado como dealer por vecinos, pero él lo niega. “Me gano la vida decentemente”, dijo.  LA GACETA/ OSVALDO RIPOLL MOLESTO. Hugo “Ordóñez” Tévez, de remera blanca, es sindicado como dealer por vecinos, pero él lo niega. “Me gano la vida decentemente”, dijo. LA GACETA/ OSVALDO RIPOLL
09 Enero 2009

Un adicto que robaba celulares le "cantó" el dato a la Policía: "en un galpón amarillo de la Costanera venden droga; yo quería ese teléfono para cambiarlo por ?paco?", les dijo el detenido. Todo coincidía con las denuncias de algunos vecinos de la zona. Sin embargo, los investigadores no obtuvieron ninguna prueba. "Ya revolvieron toda mi casa y se sacaron la duda: yo no escondo nada raro ni vendo cocaína como dicen los vecinos", expresó molesto Hugo Daniel Tévez, dueño de las dos propiedades ubicadas en calle Honduras al 1.500 que ayer fueron allanadas.
El miércoles, personal de la seccional 1a detuvo a un joven que había robado un celular en El Bajo. Durante su declaración, el muchacho les dijo a los policías que intercambiaba los objetos robados por "paco" en Costanera. Y dio la dirección de Tévez, más conocido en el barrio como "Ordóñez".
Además de este testimonio, los investigadores tomaron datos de un informe que los vecinos de la Costanera le habían entregado a la Dirección General de Drogas Peligrosas (Digedrop). Ellos también acusaban a Tévez de utilizar sus propiedades como quioscos de droga.
Sobre la base de estos elementos, el fiscal Carlos Sale le solicitó dos allanamientos al juez Víctor Manuel Pérez. Uno, en un galpón amarillo donde "Ordóñez" celebra fiestas y guarda su taxi; otro, en la casa del sospechoso, donde hace varios meses también funcionaba un ciber. Ambas propiedades están a pocos metros de distancia, sobre calle Honduras al 1.500.
Una comisión al mando del comisario Pastor Vallejo llegó a la Costanera. Rápidamente, decenas de vecinos se asomaron al umbral de sus casas. "Esto no es normal; es la primera vez que veo que la Policía entra en una casa de acá", dijo uno de ellos. "Ordóñez" recibió a los investigadores acompañado por su abogado, Roberto Flores, y los hizo pasar a sus propiedades. Allí, los policías buscaron durante más de una hora elementos que pudieran estar vinculados a la causa. No encontraron nada. "Decían que estaban buscando cosas por un robo. Revisaron entera mi casa y mi galpón, pero no encontraron nada. Espero que después de esto dejen de molestarme", dijo Tévez. El dice que los vecinos lo acusan injustamente y que afectan su nombre al decir que distribuye "paco". "Me gano la vida decentemente con mi taxi", explicó.

Vinculación familiar
Tévez es tío de Julio Villagra, uno de los dos sospechosos por el crimen de Walter Santana, perpetrado la madrugada del 25 de diciembre a dos cuadras de la casa de "Ordóñez". Los investigadores creen que ese homicidio sí está vinculado al tráfico de estupefacientes.
"¿Dónde se vio que a alguien le revuelvan toda la casa por un simple celular? Por todo esto que hicieron me afectaron a mí y a mí familia; esto me perjudicó mucho y es una injusticia", afirmó Tévez, luego de que los policías se marcharon.
Quienes viven en el barrio de "Ordóñez" dieron versiones contrapuestas acerca de él. Algunas madres, que no quisieron revelar su identidad porque aseguran haber sido amenazadas por los "transas", revelaron que el ciber de Tévez era, en realidad, una "pantalla" para esconder la venta de droga. "Ahí van los delincuentes a cambiar las cosas que roban por ?paco? o ?porros?", aseveraron. Esto fue denegado por otros vecinos. "Al ciber lo tuvieron que cerrar porque en esta zona no es un buen negocio. Pero nunca se abre esa puerta y jamás se ve un movimiento raro. Además, al galpón lo usan para hacer fiestas y muchas veces él lo presta gratis a la gente del barrio", expresó un vecino que tampoco quiso dar a conocer su nombre.
Un clima tenso se respiraba en la Costanera. De a pie, en motos o en carros, decenas de personas transitaban la calle de tierra mojada y se detenían frente a la casa de "Ordóñez". La gente estaba en la calle, quieta, esperando algo. Bastó que la Policía se marchara para que tres bombas de estruendo estallaran en el aire. Los vecinos se metieron rápidamente en sus casas. Los estallidos, dicen, significan que las calles vuelven a ser de los "transas".

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