Un autor que valoraba el silencio y la pausa

Un autor que valoraba el silencio y la pausa

El dramaturgo fue un crítico impecable de la guerra y tanto de George Bush como de Tony Blair. Provocaba escándalos.

VIVIEN MERCHANT. La actriz se casó VIVIEN MERCHANT. La actriz se casó
26 Diciembre 2008

LONDRES.- Harold Pinter entretuvo, desafió y perturbó durante décadas a un público que le dice adiós, al conocerse su muerte a los 78 años.
Cuando Pinter, distinguido en 2005 con el Nobel de Literatura, cumplió 70 años, se habló de él como “el anciano enfadado”. Su carácter fuerte y decidido fue una de las señas de identidad de uno de los dramaturgos más importantes del siglo XX. El recurso más habitual de Pinter consistía en interrumpir los diálogos con silencios misteriosos y pausas.
A nivel artístico, en los últimos años fue aumentando el silencio en torno al escritor, aquejado de un cáncer de laringe desde hacía seis años. Pero el espíritu de lucha siguió intacto en el autor liberal de izquierda, director de teatro y actor: una y otra vez atacó de forma vehemente la política de Irak del presidente estadounidense, George W. Bush, y del primer ministro británico, Tony Blair. “Lo que hemos liberado es una resistencia cruel y persistente, violencia y caos”, opinó sobre la guerra en Irak, en contra de la cual publicó en 2003 una colección de poemas antibélicos que llevó por nombre “Guerra”. “He escrito 29 obras de teatro. Creo que es suficiente", dijo hace tres años, cuando su voz ya se apagaba. Ya no le surgían como antes los grandes temas literarios, explicó.
Entre sus compatriotas, Pinter contaba con fama no sólo como dramaturgo, sino también como personalidad comprometida, además de ser un asiduo comensal en los restaurantes de renombre. Y eso pese a que este socialista que se hizo rico no siempre fue apreciado por todos y causó numerosos escándalos. Pero el público siempre se reía con Pinter, sobre todo de ellos mismos, tal como constatan los críticos.
El autor reflexionó en sus obras sobre la vida cotidiana, la gente real, sus sentimientos y su lenguaje. En una de sus piezas más representadas, “Betrayal” (1978), habla con sencillos diálogos sobre su propia -y larga- crisis matrimonial con la actriz Vivien Merchant, con quien se casó en 1956. (DPA)

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