"Los padres les cortan el rostro a sus hijos"

"Los padres les cortan el rostro a sus hijos"

Alfredo Miroli, experto en asistencia de las adicciones, que cerrará este martes el ciclo 2008 de conferencias de LA GACETA, opina que la prevención debe empezar "en el vientre de la madre".

14 Diciembre 2008

Desde que era muy chico estuvo convencido de cuál iba a ser su destino: quería ser médico, como su papá. Cuando se recibió y comenzó a especializarse en inmunología ocurrió algo que le cambió la vida, que le ayudó a descubrir que la medicina jamás puede apartarse de las cuestiones sociales. Corría el año 1983 cuando viajó a Inglaterra a investigar y estudiar acerca de una enfermedad que acababa de conocerse, el sida. Desbordado por la realidad, tuvo que colgar el delantal y abandonar los microscopios para inmiscuirse en el oscuro mundo de las drogas y de la promiscuidad, en lugares llenos de dolor humano, como le gusta describirlos. Y se enamoró profundamente de esta problemática. Pasaron 25 años. Su rostro recorrió el mundo como sinónimo de la prevención de las adicciones. Hoy Alfredo Miroli no quiere abandonar la lucha contra las sustancias que, como él dice, a diario se roban los proyectos de vida de miles de jóvenes. Asegura que de poco sirven las recetas magistrales o los remedios. "Los padres son fundamentales a la hora de la prevención, pero hoy han perdido su rol social", remarca Miroli, quien el martes cerrará el ciclo 2008 de conferencias de LA GACETA que auspicia el Banco Santiago del Estero (BSE). El experto disertará en el Centro Cultural Virla sobre "Prevención en el ámbito familiar: rol de los padres en la prevención de las adicciones".

- ¿Hace 25 años ya se imaginaba que la problemática de las adicciones iba a crecer tanto?
- Sí, ya veíamos cómo crecía el consumo de drogas en Europa. Observábamos que el fenómeno se extendía a los países productores y advertíamos que si entonces no éramos capaces de parar la pandemia creciente de drogadicción que empezaba a vivir el mundo, no íbamos a poder parar la epidemia de HIV asociada.

-¿Qué es lo que más le preocupa de la realidad?
- Que no nos alcanza con hacer prevención en las escuelas o en el ámbito laboral. La prevención más importante se juega en el ámbito familiar. Los padres son agentes fundamentales para evitar las adicciones en sus hijos. Pero no entienden ese rol. Nos resulta difícil; no podemos ir casa por casa para capacitar a los padres. También me preocupa que la edad del consumo de drogas baja: hace 10 años se iniciaban a los 18 años; ahora comienzan a los 14, con marihuana.

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- ¿En qué aspectos se equivocan los padres?
- Los padres asumimos aciertos y errores en la crianza de nuestros hijos totalmente distintos a lo que ellos ven. Por ejemplo, todos coinciden en que es importante dialogar. Sin embargo, los hijos hacen una lectura diferente: opinan que sus padres dicen una cosa y hacen otra. Por ejemplo, en las encuestas nos cuentan que sus progenitores se la pasan diciendo que los hijos son lo más importante y que dejan todo por ellos. Sin embargo, los adolescentes aseguran que sus padres tienen una careta, que cuando quieren hablar con ellos, les cortan el rostro, les ponen un corcho en la boca, están en otra. Los padres, en cambio, dicen que cada vez que quisieron hablar con sus hijos ellos no los atendieron. Creen que el diálogo con el adolescente es una oferta, cuando en realidad funciona a demanda. Cuando un adolescente habla con un padre lo hace desde la angustia, desde el miedo y desde el dolor.

- ¿Por qué se ha disparado el consumo en los últimos años?
- Principalmente, porque los padres han abandonado su rol de paternidad en pos de una amistad, y estas dos cosas son antagónicas. Amistad es compartir riesgos, paternidad es evitarlos. Por otro lado, se quebró una alianza sagrada: la de la escuela con el hogar. Antes, cuando una maestra amonestaba a un alumno, el padre le imponía algo ya desaparecido llamado penitencia. Ambos reforzaban en conjunto el concepto de límites. Hoy, si un docente sanciona a un chico la madre le hace un juicio, además de darle un carterazo. Finalmente, ha influido la transferencia de responsabilidades: hoy los padres no asumen sus errores, no se preguntan qué están haciendo ellos, sino qué está haciendo el Gobierno. Se preocupan por el horario en que las autoridades cierran el boliche y no lo hacen por el horario en el que cierran el hogar; quizá pretendan que también el Gobierno clausure las plazas y las veredas y suba a los jóvenes a un camión y los lleve hasta la puerta de sus viviendas.

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- ¿A los chicos hay que hablarles desde el jardín para prevenir las adicciones?
- No hay que hablarles de drogas, sino de autoestima, de valores, de compañerismo, de solidaridad. En la casa hay que generar un ambiente del cual no quieran evadirse cuando crezcan. Todas las palabras asociadas a droga y alcohol son ?volate?, ?sacate?, ?hacete un saque?, ?viajate?. Si alguien está lleno de autoestima y siente que en su casa lo contienen, lo crían con amor y con límites, no necesita escaparse. Diferente es cuando alguien siente que no vale nada.

- ¿Aumentó la disposición de los adolescentes al consumo?
- Se ha quebrado el concepto de riesgo, de toxicidad de la droga. Si hace 15 años uno preguntaba si la marihuana era dañina, el 90 % decía que sí. Hoy, el 40 % de la gente piensa que tal vez. Muchos opinan que es beneficiosa, que sirve para un montón de enfermedades. Y cuando se pierde el respeto, eso genera una mayor disposición hacia la sustancia. Hoy los jóvenes te dicen: ?Loco, si yo al final estoy usando solamente marihuana, que es buena para la salud porque leí tal cosa en internet?. Pero no saben el daño que le están provocando a su cuerpo. En segundo lugar, con el alcohol se ha perdido el concepto del pudor: una chica alcoholizada hace 10 años era crucificada socialmente; en la actualidad es fashion. Al perderse el concepto pudor-tóxico, ni la sustancia me daña ni el efecto de la sustancia me humilla.

- ¿Cuál sería una buena estrategia de prevención?
- Hay que trabajar fuerte sobre los no nacidos; empezar a realizar modelos de prevención dentro del vientre. Concientizar a los padres sobre la importancia de que los chicos comiencen a recibir autoestima mientras crecen en la panza. Que las madres sepan que amamantar no tiene que ser una tarea sino un acto de amor. De esta manera, los que todavía no fueron ni concebidos, cuando lleguen a los 12 años estarán preparados para poder decirles no a las drogas.

- ¿Qué opina del proyecto de despenalización de la tenencia para consumo que analiza el Gobierno Nacional?
- Es una locura, porque se le seguiría quitando el respeto a la sustancia, aumentaría la tolerancia a las drogas que ya se está instalando en la sociedad. Como consecuencia, tendríamos un incremento en número de consumidores y en el tiempo de consumo de cada uno; por lo tanto, aumentarían los daños.

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