

El calor está llegando a la ciudad. Y las altas temperaturas parecen incentivar a los piropeadores que andan sueltos en la calle. Ellas se indignan y ellos se divierten con las frases que escuchan.
Están los tradicionales "mamila" o "mamita", los eternos "te quieroooo" y los infaltables besos secos y estridentes que se escuchan a varios metros. Pero también aparecen los más modernos que sorprenden: "negrita como me gustaría ser Obama para que me des bola".
El ingenio popular está presente en los piropos. Las verduras, las frutas, los animales y hasta las diosas de la mitología griega se utilizan para ponderar algún encanto femenino. Ellas dicen que están los de índole sexual -los que más irritan-, los dulces -para muchos la cursilería es útil- y los simpáticos -los más exitosos-.

Lo único cierto es que no hay una fórmula para dar forma a la mejor frase. Carolina, quizás sin saberlo, tiró una máxima: "odio que me digan algo cuando camino por la calle, pero si es rubio y con ojos celestes, está bien".
En esa misma mesa de café, Daniel le respondió: "todas las mujeres son iguales. Se visten con mini y una blusa escotada y no quieren que ni las miren. Me pregunto, qué harán el día que se pongan hábitos y no las vea nadie".
Más allá de la discusión de género, lo único cierto es que los piropeadores andan sueltos por la calle. Y por como son las tendencias, ellas tendrán que acostumbrarse a ser sus víctimas y ellos deberán ingeniárselas para ser creativos y sorprenderlas con alguna frase matadora, que quizás sirva para iniciar una relación. LA GACETA ©




