
EXPERIENCIA. La pareja dijo que aprendieron a vivir con sencillez. LA GACETA / ANTONIO FERRONI

Desde hace cuatro años viajan por el mundo y desde hace más de un año y medio lo hacen a bordo de un Volkswagen Escarabajo. En 2004, María Berraondo y Juan Pablo Lucca se conocieron en el campus de la universidad privada de San Andrés, en Buenos Aires. El preparaba su tesis para graduarse de licenciado en Comunicación Social. Ella estudiaba Fotografía y también trabajaba en esa casa de estudios. Se miraron y se enamoraron. Desde entonces no sólo se aman, sino que también enriquecen el espíritu y el conocimiento explorando culturas lejanas por medio de un proyecto en común: visitar la mayor cantidad de países del mundo a lo largo de una década.
"En diciembre de 2004 terminamos la universidad, juntamos los ahorros de nuestros primeros trabajos y partimos a España, donde hicimos base en Andorra", contó María, de 28 años. "Nos dispusimos a aprovechar todo lo que se cruzara en nuestro camino. Trabajamos de profesores de idiomas, de vendedores ambulantes. Así pasamos por cocinas, restaurantes y hoteles. Estas experiencias, en otros países y con gente de diferentes nacionalidades, empezaron a darnos una nueva visión del mundo".

En Marruecos conocieron una cultura diferente y se sintieron muy atraídos por la idiosincrasia de sus habitantes. "Adquirimos una debilidad por los países musulmanes. Fuimos a Turquía y de allí partimos hacia la India. Durante más de un mes nos maravillamos con su diversidad y de su espiritualidad", detalló Juan, de 26 años. "Al sumergirnos en cada país que visitamos fuimos registrando lo diferente, lo desconocido", agregó.
El sudeste asiático fue el siguiente objetivo de Berraondo y de Lucca. En esa región transitaron por caminos, pueblos y ciudades de Tailandia, Camboya, Vietnam y Laos. "Disfrutamos de la paz de su impactante naturaleza y de la armonía budista que predomina en esos países, a excepción de Vietnam, donde la guerra dejó dejó huellas profundas", recordó Juan.

La segunda etapa los llevó a recorrer Europa. Desde Rusia tomaron el tren Transmanchuriano y arribaron a China luego de haber transitado cerca de 9.000 kilómetros en una semana.
"El viaje por China estuvo plagado de contratiempos, principalmente por la dificultad de no conocer el idioma. Cruzamos todo el país hasta la frontera con Pakistán. Este país nos recibió con sus imponentes paisajes. Cruzamos a Turquía y pasamos a Armenia, Irán, Irak y Siria. No nos alcanzan las palabras para agradecer la absoluta hospitalidad de estos pueblos que muchas veces son prejuzgados con injusticia. Hay mucho que aprender de ellos", afirmó Juan.
Nostalgia
Tras este largo periplo regresaron a Andorra. Allí volvieron a trabajar, pero empezaron a sentir nostalgia por Argentina (María tiene parte de su familia en Corrientes y Juan, en Campana, provincia de Buenos Aires). Por esa razón, cruzaron el Atlántico y desembarcaron en Cuba. Allí estuvieron un mes antes de dirigirse a México. En ese país adquirieron a "Frijolito", el Volkswagen Escarabajo con el que están viajando en este momento. También empezaron a financiar sus gastos preparando platos exóticos y característicos de algunos de los países de Oriente que visitaron. "En casas de familia, hoteles y restaurantes les interesa mucho nuestro trabajo", explicó Juan.
Tras haber recorrido parte de Europa, Asia y Africa ambos confiesan que por medio de sus viajes aprendieron a descubrir que la verdadera felicidad radica en vivir con simpleza. "Hay que disfrutar de lo que uno tiene sin estar pendiente de lo que a uno le falta", definió María.
Desde México comenzaron a recorrer Latinoamérica. El objetivo es llegar hasta Ushuaia a bordo de "Frijolito" antes de volver a emprender nuevos caminos por el mundo.







